La educación ha sido analizada
desde varia vertientes, pero generalmente es desde la perspectiva de la
obligatoriedad del Estado a su cumplimiento desde el ámbito público, de esta
manera se da cumplimiento, a partir de los derechos humanos al artículo 26.1 de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), al señalar que: “Toda persona tiene derecho a la educación.
La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción
elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La
instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los
estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos
respectivos”.
Sin embargo, la realidad de los
países es la falta de centros educativos cuantitativamente, siendo por tal
insuficientes, y peor aún los aspectos cualitativos son más deficientes, por
ello existen otras opciones donde las personas tutoras pueden elegir bajo su
cosmovisión la mejor de ellas, y que al mismo tiempo en consecución al artículo
26.3 de la DUDH: “Los padres tendrán
derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus
hijos”, las cuales se encuentran en
un mercado ofertante en la educación privada. En estas últimas existe un
sinnúmero de opciones que pueden ser elegidas en base a religión, poder
adquisitivo, regionalidad (con sistemas
nacionales o extranjeros) y por su calidad académica, dentro de este grupo de
opciones podemos encontrar aquellas escuelas que tienen un sistema de calidad
educativa alta, por tanto, buscan la validación académica con dicho estándar de
calidad en el proceso educativo para poderlo ofrecer, encontrando respuesta en
planes y sistema educativos internacionales con alto reconocimiento y experiencia
en dicha actividad, uno de estos ejemplos lo podemos encontrar en IB,
Bachillerato Internacional, el cual tiene como misión: “crear un mundo mejor a través de la educación[1]”,
con la meta de “formar jóvenes
solidarios, informados y ávidos de conocimiento, capaces de contribuir a crear
un mundo mejor y más pacífico, en el marco del entendimiento mutuo y el respeto
intercultural[2]”.
Lo anterior da cumplimiento al
artículo 26.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones
Unidas, respecto a que: “La educación
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el
desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de
la paz[3]”.
Pero lamentablemente, al entrar
sistemas como el IB en una cultura donde se privilegia la mediocridad, falta de
respeto de la dignidad humana al profesorado, y demás personas que laboran en
las escuelas, quienes se exponen a la discriminación constante de las y los
alumnos, padres y madres de familia e incluso a las arbitrariedades de las
autoridades, quienes se rigen por razones de negocios y no por razones para el
mejor desarrollo de la personalidad de las personas educandas, por tanto, al
guiarse por el referente de que el cliente tiene la razón, es que las autoridades
bajan los estándares educativos, para que así pasen sin mucho esfuerzo, sin esa
avidez del conocimiento, ya que las
quejas hacia profesores que buscan la superación académica e intelectual se
basan en las opiniones y criterios de las alumnas y alumnos en formación
temprana, quienes no tienen formado su criterio y que por la cantidad de
recursos económicos, la falta de atención de los padres, la sobreprotección a
los caprichos de estos, es que la calificación de personas expertas en
diferentes campos del conocimiento humano, se ven sometidas a ellos.
Peor aún, la discriminación y
estigmatización hacia las y los profesores por parte del alumnado e incluso de
los mismos padres de familia forman parte del criterio de la evaluación del
desempeño en la calidad académica, hechos que se materializan lamentablemente
en la conducta agresiva hacia quienes dedican su vida a la enseñanza de
calidad; porque una vez sea dicho de paso las escuelas privadas piden no
solamente un alto conocimiento y calidad pedagogía a quienes laboran en dichas
instituciones sino que se basan en resultados que deben cubrir las y los
profesores.
De tal manera, que en muchas de
estas escuelas el trato no es digno hacia la planta docente, sino que por el
contrario son objetos de toda clase de discriminación, segregación e incluso de
insultos; pero no solamente este es el problema sino que se recrudece cuando
llegan directivos que solo buscan darle la razón a la indisciplina académica,
al soborno de los regalos y adulaciones, a la construcción dicotómica del
profesor barco y bueno al profesor exigente y malo, cuando las y los hijos de las
personas directivas o dueñas de las escuelas se ven amenazados por intereses
mezquinos, planteles en donde sus hijas e hijos se encuentran becados, provenientes
de sistemas educativos con menor calidad en el proceso educativo y de
disciplina metodológica, y que para sus hijos/as pasen intentan bajar la carga
académica en aras de solapar las necedades y flojera de sus vástagos, solicitando
a su profesorado hacerlo, sin importar la reputación bien ganada en años tanto
de la institución educativa como de su planta docente experta en temas
específicos como lo es el IB.
Pero eso sí, se premia la
insolencia, la majadería, altanería y caprichos de infantes desarticulados por
la mala calidad en la educación que se hace en casa y que se traslada a la
escuela, de tal manera que hoy se privilegia la educación para reforzar
conductas despóticas, flojas, mediocres, discriminadoras y faltantes de
solidaridad humana; proceso que atraviesa hoy una escuela al sur de la ciudad y
que de seguir así pronto veremos su declive.
Así que los resultados en ambos ámbitos
educativos, públicos y privados, solo harán generaciones mediocres, flojas, más
intolerantes, frustradas y con un desarrollo personal interrumpido, corrompido
por la cultura de la discriminación y la desigualdad social.
Por la conquista de todos
nuestros derechos.
C.L. Rodolfo Vitela Melgar.