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(ideología del odio)
Odio, sentimiento que ha acompañado a la humanidad desde sus
inicios, desde sus entrañas, desde siempre; partenaire en todos los tiempos que
ha atravesado históricamente nuestra especie en su recorrido existencial. Registrada
como intrínseca a nuestra naturaleza biológica, como parte irrefutable e
irremediable de nuestra condición; disposición emocional que por su intensidad
ha movido al mundo, llevándolo a los episodios más oscuros, decadentes y dolorosos.
Repulsión profunda a la inferioridad; jerárquicamente
organizada, que por sus alcances, estructuración y resultados, desencadenan producciones
culturales de una sociedad basada en la violencia, en el temor y la miseria, que
circula y se fundamenta en torno a la ira, al rencor y a la venganza de los
agentes que se piensan, mejores, los superiores.
Es duradero y permanente en la colectividad, ataviada de pesadas creencias de superioridad. Cuentos fantásticos de la fuerza nata, mentiras elaboradas de los seres menores, mitos rebuscados para la soluciones y pensamiento mágico de los deseos inmateriales; que pretenden narrar el génesis de la humanidad, su objetivo y su justificación de ser, racionalizados bajo una sola idea diádica de perfección e imperfección, que no admite contradicción alguna y absoluta.
Desarrollándose dentro de una dinámica de reprobación
constante, de humillación y denostación continua, de descalificación mezquina y
de razonabilidad primaria. Anclada a los mutuos excluyentes, al reductivismo conceptual,
al dogmatismo perverso; para reconocer así, a quien debe ser aprobada para
considerarle valiosa, mediante el esfuerzo reafirmante de la pedagogía de la
crueldad y erigiéndose como rectores del funcionamiento societal.
Lo que lleva a la elaboración compulsiva de un conjunto de
reglas convivenciales intransigentes, ordenamientos normativos y procedimentales,
tanto desiguales como injustos; resultantes en una serie de principios, valores
o medidas, que perpetúan las creencias limitantes no comprobables, relacionadas
entre sí y adoctrinadas en la superioridad relativa.
Así la ideología del odio, se basa en ese sistema de
creencias cerradas supremacistas, racionalistas y distorsionadas cognitivamente;
compartidas de forma colectiva en pequeños grupos básicos societales, varadas en
el sentimiento más profundo e intenso de rechazo y aversión hacia las personas
comprendidas como inferiores, o por todo aquello, que sensorialmente sea percibido
como amenaza desubjetivada, que demeriten o pongan en riesgo su pureza.
Estas creencias, detonan acciones desadaptativas de forma
violenta; provocando rechazo, discriminación y segregación que conllevan a
quienes tienen esta ideología a estados emocionales insatisfactorios,
delirantes y frustrados, debido a la fragilidad de su engañosa justificación en
la sustentación de su pensamiento. Frente a la argumentación lógica, deductiva
y científica, desestabilizando su marco referencial, relativamente estable solo
entre ellos, donde se aferran la producción y creación de ideas de ese
pensamiento absolutista; provocando el surgimiento premeditado y consciente del
deseo gozoso de infringir daño, dolor, sufrimiento y aniquilación como medidas
correctivas.
(Fragmentación del odio)
El incremento potencializador de la ideología del odio, se
encuentra en la fragmentación del pensamiento supremacista; el cual se
considera como el marco estable edificador de la idea, marco cognitivo de
pensamientos básicos sensoriales y extrasensoriales que se nutren de sofismas,
prejuicios, ficciones, mentiras y creencias de origen mágico-religioso extremista.
Diseccionadas en 3 grandes parcelas de creencias:
- Étnicas y de origen: aquellas que dan como resultado la supremacía racial y de casta;
- De culto: aquellas que dan por asentado una sola filosofía de vida basadas o extraídas de la moralidad piadosa religiosa y/o de pensamiento mágico, la supremacía religiosa, y finalmente;
- Sexual: basado en la heterosexualidad como norma naturalista de origen religioso, estableciendo los roles de cada género y su debido cumplimento; así como la edificación de la masculinidad frente a la feminidad en torno a la reproducción.
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(De la Supremacía Sexual)
Es necesario advertir también, varias premisas para
comprender la dinámica del odio por cuestiones sexuales:
1º Que el pensamiento supremacista y su movimiento social,
retoman cada una de las disecciones de manera alterna; una primero antes que la
otra, pero todas se encuentran, íntimamente relacionadas ante la presentación
de una de ellas, como punta de lanza para cada embestida, es decir, un estado
de interrelación dinámica en donde una lleve a la concatenación de las otras.
2° Que este sistema de creencias; en este orden de ideas, no
necesitan de una confirmación o comprobación de lo que se cree, sino que se
replica tantas veces sea necesaria, hasta que se conforma como una verdad por
aclamación; sin ser verdad, provocando paradojas de fondo que justificaran y
respaldaran las acciones más perturbadoras de la humanidad.
3º Los patrones de conducta, refieren a una supuesta
aceptación personal que no admiten cuestionamientos frente al grupo en un talante de soberbia compartida, el cual actúa de conformidad a un conjunto de creencias que son aceptadas voluntariamente por
cada agente de manera individual, principalmente durante el proceso de
conformación y fortalecimiento del clan; dichos patrones incrementaran su vileza según el nivel y grado de dominio cognitivo al incorporar los prejuicios personales integrándolas todas en un sumario ideológico, provenientes siempre de
fuentes no fidedignas.
Estas creencias
personales originarias de forma individual, concurren en puntos compartidos que se adaptan a una corriente de pensamiento
común más completa, con la característica de que dicho pensamiento, es
inamovible hasta que el líder lo cambia a su voluntad de forma unilateral a
conveniencia de sus intereses personales.
4º Del origen de la primogénita ideológica, que se erige frente a las
demás por su orden de aparición supuestamente histórica, asumiendo su autenticidad fincada en una rancia y vieja ley mesiánica
tradicionalista primera, legitimando su conservación por toda
la vida de la humanidad.
5º La desubjetivación, utiliza la destrucción del sujeto a
través de comprenderle como amenaza de imperfección o pureza, así como ser el origen del mal; esta malignidad será combatida desde afuera de la corporeidad específica; es decir, la
supremacía sexual considera al homosexualismo (termino inexistente) como la fuente real que amenaza intangiblemente la pureza de la supremacía, la pervierte, la denosta, la considera “peor que una enfermedad o una peste”; así que lo que se combate es el
homosexualismo, con la intensión de despojar al homosexual de su dignidad
humana, observándole no como persona sino como "eso", su cuerpo ahora deja de serlo más y se convierte en una cosa.
Sin embargo, esto no es un mero proceso simple, sino que conlleva toda una cadena de denostación, humillación, sufrimiento, dolor y vejación para fragmentar la existencia buscando la deshumanización del cuerpo de las personas homosexuales, y solo así poderles contemplar como una cosa vacía, rota, inservible, incompleta, desechable; pudiéndole exterminar sin remordimiento alguno y legitimando su aniquilación como un objeto, atendiendo aquel adagio popular que dice: “matando al perro, se acabó la rabia”.
Sin embargo, esto no es un mero proceso simple, sino que conlleva toda una cadena de denostación, humillación, sufrimiento, dolor y vejación para fragmentar la existencia buscando la deshumanización del cuerpo de las personas homosexuales, y solo así poderles contemplar como una cosa vacía, rota, inservible, incompleta, desechable; pudiéndole exterminar sin remordimiento alguno y legitimando su aniquilación como un objeto, atendiendo aquel adagio popular que dice: “matando al perro, se acabó la rabia”.
6º Concepto totalizador que determina la masculinidad y
feminidad, así como sus debidas tareas; aquí no hay roles sino son tareas o
deberes de cada sexo por su observación genital.
Ahora bien, la supremacía sexual se alimenta de las
creencias de las otras dos (religiosa y raza-casta), solo que ahora lo hace
cambiando el foco de atención; ya no en la raza, en el origen o en el culto religioso, sino
que lo apunta hacia la heterosexualidad; que la nutre de una narrativa de
creencias y argumentos seudocientífico,
atados al destino manifiesto del acto sexual con fines meramente reproductivos,
logrando generar un sistema opresor normativo e imperativo jerárquico a modo de
su conveniencia, teniendo como cláusula pétrea: la única sexualidad verdadera de la
casta pura.
El sistema o subsistema normativo heterosexual supremacista,
conviene de la conformación de prejuicios, estereotipos y modelos conductuales
pre establecidos y aferrados al éxito de la repetición consecutiva de los deberes
(roles) determinados para cada sexo; biologistamente comprendido, sensorialmente
observado e identificados genitalmente, y que ante el terror del fracaso del
patrón conductual esperado, se estigmatiza a quien no cumpla o se salga de la
norma sexual, haciendo una clara diferenciación de su importancia en el modelo
de funcionalidad para perpetuar la raza, ya que se piensa que son pocos el
número de personas superiores y, se tiene la imperiosa necesidad de incrementarle.
La supremacía sexual alude a la lógica naturalista
reproductiva y al surgimiento biologista de la mujer; extraída de la costilla
del hombre, y por tanto, la razonabilidad que justifica la existencia de la
mujer, quien obedece a un orden inferior jerárquicamente otorgado en la cadena
de valores supremacistas; donde la mujer es una extensión de él mismo, ergo, de
pertenencia como una cosa que tiene como objetivo principal el servirle. Servirle
en todos los aspectos de su vida; incluida obviamente la sexual y reproductiva;
en un ejercicio de sana sexualidad beata, y en donde todo lo demás que se salga
de esta norma, es considerada detractora de la producción de la raza superior.
(El odio como constitutivo de su identidad)
El odio es el elemento constitutivo de su identidad, el cual
genera la cohesión del grupo, así como es la médula ósea de todas sus acciones.
El odio les da sentido de pertenencia, sujeta con rigor y con firmeza sus
creencias paranoicas y esquizoides, carentes de verdad; es la unión de la suma
de sus rencores y frustraciones, al mismo tiempo, que les otorga la fuerza
necesaria para respaldar todo aquello que sea necesario para imponer su
ideología.
Sí bien el odio es su médula, su espina dorsal es la
violencia, que provee la solidificación material al grupo, imponiendo el orden caótico
desde etapas perenes de la persona; desarrollando la pedagogía de la crueldad,
quien tiene por objetivo adiestrar en el miedo, terror, pánico y fobia la implantación
de la ideología supremacista sexual.
Así pues, la supremacía sexual, erige a la heterosexualidad como
normativa jerárquica, para lo cual, utiliza como mecanismo articulador del odio
al machismo, proveyéndole el medio ideal para materializar el odio, le dota de
fuerza dinámica, es decir, la ideología del odio supremacista sexual, utiliza
al machismo como su falange de imposición.
El machismo como el activador o detonador de la violencia,
establece el orden social de los hombres y de las mujeres, justifica la
aplicación de la violencia y el nivel o grado necesario ante el desvió de la
norma, para el debido cumplimiento y aplicación de los mandamientos jerárquicos
sexuales, que finalmente generan la misógina, este es el punto de inflexión,
donde convergen y que comparten las mujeres y las personas homosexuales, el
odio por la salida o la fuga del machismo.
Por tanto, manejar la hipótesis de trabajo (y para nada
descabellado pensar), que el incremento del odio a la mujer, está vinculado de
alguna manera y muy probablemente, en relación proporcional directamente al
odio hacía las personas homosexuales, es decir, que la misoginia sea
directamente proporcional a la homofobia, y posiblemente los crímenes de odio
homofóbicos tengan relación directa con el feminicidio.
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(La desintegración identitaria)
(La desintegración identitaria)
El frente de guerra de la ideología del odio apuesta por negar la existencia de las perturbaciones normativas, poniendo su objetivo en desdibujar e invisibilizar toda rastro material que evoque a la corporeidad de esas perturbaciones, buscando no ser nombradas correctamente o inventando hipótesis nulas, ya que lo que no es nombrado, no existe; esta guerra tiene 3 campos de batalla,
1. El
conceptual. Donde se esgrime la verdad sustancial de la identidad, aquí es
donde el razonamiento dicotómico toma fuerza, a través de su lógica simplista y
reductivista de mutuos excluyentes: Sí no es hombre es mujer, sino es mujer es
hombre, si es hombre realiza actividades de hombre y sí es mujer realiza actividades
de mujer, el hombre penetra a la mujer mientras que la mujer es penetrada.
Ergo, una personal homosexual solo puede
tener una de dos actividades, la de mujer o la del hombre, así como, dos
posiciones sexuales excluyente, penetrar o ser penetrado. Este reductivismo dicotómico
por ejemplo, encierra a las personas homosexuales en una estigmatización por
estereotipos. Dictado por el machismo, de lo que ellos creen, o piensan que
sucede en una relación homosexual y en sus actividades cotidianas.
2. Secuestro
identitario. En el campo de la apropiación de conceptos, la ideología del odio
sustrae, roba y plagia conceptos como:
a) Heterofóbia.
Que se usa en el pensamiento dicotómico de mutuos excluyentes, asumiendo la
creencia de que la heterofóbia es inversamente proporcional a la homofóbia, tal
y como sucede con el machismo frente al feminismo, según la ideología del odio;
siendo estos disímbolamente erróneos. Así pues, la heterofóbia es un
planteamiento de origen crítico, con variación de corrientes analíticas, entre
ellas y a la cual me apego y trabajo en su constructo, como aquel pánico y/o
terror a los heterosexuales, debido a la violencia infringida a las personas
homosexuales, esta exposición vivida, prolongada y cotidiana del sufrimiento,
incluso normalizada, es lo que genera el pánico; las burlas constantes y el
acoso, las golpizas y la persecución hacen que una persona homosexual se
encuentre física, mental y emocionalmente desgastadas, afectando su libre
desarrollo de la personalidad.
Impidiendo la convivencia con heterosexuales, es el grado máximo de auto-censura y auto-exclusión provocada por la exposición extrema a la crueldad; es un miedo petrificador, y por tanto estático, con fundamento en la experiencia pasada, no genera más violencia y menos homicida, sino que es un estado continuo de temor y sufrimiento para quien le padece.
Un ejemplo claro es el caminar rápido de gays en las calles, en las escuelas, en las oficinas, pensando que al hacerlo así no serán detectadas por los heterosexuales, lo cual no es cierto, es el miedo de pasar frente a un grupo de hombres, y en algunas ocasiones de mujeres, cuando generalmente se les grita, “puto”, “mampo”, “puñal”,“maricon” o “joto”, se les chifla e incluso se les intenta, o de plano se les toquetea sexualmente. Además, el extremo entre homofobia y heterofóbia, es que hoy en día no existe algún crimen o asesinato por ser hombres heterosexuales.
Impidiendo la convivencia con heterosexuales, es el grado máximo de auto-censura y auto-exclusión provocada por la exposición extrema a la crueldad; es un miedo petrificador, y por tanto estático, con fundamento en la experiencia pasada, no genera más violencia y menos homicida, sino que es un estado continuo de temor y sufrimiento para quien le padece.
Un ejemplo claro es el caminar rápido de gays en las calles, en las escuelas, en las oficinas, pensando que al hacerlo así no serán detectadas por los heterosexuales, lo cual no es cierto, es el miedo de pasar frente a un grupo de hombres, y en algunas ocasiones de mujeres, cuando generalmente se les grita, “puto”, “mampo”, “puñal”,“maricon” o “joto”, se les chifla e incluso se les intenta, o de plano se les toquetea sexualmente. Además, el extremo entre homofobia y heterofóbia, es que hoy en día no existe algún crimen o asesinato por ser hombres heterosexuales.
b) Orgullo
heterosexual. En el mismo sentido que el anterior punto la violencia se circunscribe a deslegitimizar a la marcha del orgullo LGBTI+ como item histórico de identidad cohesionadora, generando la anti-marcha por parte de heterosexuales; que solo
convienen a los intereses de la supremacía sexual como reafirmación de su ideología
del odio, exponiendo la fibra más patética del machista, la culpabilidad hipócrita,
es un quejido cínico de no ser identificados como victimarios, sino en yuxtaposición
se asumen en un papel de victimones.
c) Feminazismo.
Termino también inexistente, generada de la paranoia machista ante el éxito y victorias de la demostración de su vileza, que intenta describir
la posición política de mujeres que denuncian y confrontan su violencia, su
sistema opresor y su operatividad social.
d) Asociación
al comunismo. Las personas LGBTI+ son prejuciadas como parte de movimientos neocomunistas;
ya que esto genera pánico por la pérdida patrimonial que atentan contra la
supremacía de castas, sin embargo, esta mentira o falsa creencia se observa en
dos dimensiones, a la luz de la realidad conocida de los acontecimientos
sucedidos en todos los movimientos comunistas, tanto, Ruso, Chino o Cubano,
quienes siempre persiguieron a las personas homosexuales, les criminalizaron,
encarcelaron y exterminaron, ya sea en gulags o en islas, como la de Tortuga en
Cuba.
Y segundo, que la población LGBTI+ fundamenta su lucha a través de los derechos humanos, estos que defienden la propiedad individual como normativa imperante, por ello, causaría paradoja sustancial que no podría sostenerse en la acción política ni cotidiana.
3. Noticias
falsas. Son todas aquellas crónicas que muestran supuestos casos de violencia
atendiendo al adoctrinamiento por temor, de lo que pueden llegar hacer las
madres lesbianas o padres homosexuales que matan a sus hijos por no ser
homosexuales, hechos que se han registrado en Brasil y recientemente en
Guanajuato, México. O buscar la sexualización de un beso en la boca de una
madre o padre Gays o Lesbianas a sus hijes sea motivo de criminalización,
cuando estas demostraciones de afecto también son realizadas por
heterosexuales.
4. Remediales:
a través de las terapias de cura o de conversión, que buscan sanar a las
personas del homosexualismo, entendida como enfermedad, cuando esta no lo es
desde hace tiempo ya. Estas mal llamadas terapias infringen tortura, tratos crueles,
inhumanos y degradantes, fabrican campos de concentración y exterminio para que
el mal sea contenido y no sea propagado.
5. Negacionismo
de género. Consiste en negar la existencia de la violencia de género, y con
ello la tipificación de los feminicidios y de los crímenes de odio por
homofobia. Hoy día se han revelado o mostrado en España por el partido Vox.
6. El determinismo sexual, que evoca a la colonización corporal, para imponer lo que se debe de hacer con cada uno de los cuerpos, en torno a la reproducción de la especie supremacista, imponiendo agentes externos que bloquen la autonomía e independencia de la libre determinación personal, ejemplo, aquellos que se oponen a la despenalización del aborto, comprendiendo a la mujer como una mera encubadora, o criminalizar a la masturbación por no tener fines de procreación.
6. El determinismo sexual, que evoca a la colonización corporal, para imponer lo que se debe de hacer con cada uno de los cuerpos, en torno a la reproducción de la especie supremacista, imponiendo agentes externos que bloquen la autonomía e independencia de la libre determinación personal, ejemplo, aquellos que se oponen a la despenalización del aborto, comprendiendo a la mujer como una mera encubadora, o criminalizar a la masturbación por no tener fines de procreación.
Ergo hablar de la ideología del odio, es hablar de la
supremacía, asumiendo que toda aquella persona que realice actos que abonen a
la cultura del odio, de su ideología y difundan su discurso son supremacistas,
supremacistas sexuales, como Trump, Bolsonaro, Hitler, Franco, Mussolini y
Pinochet.
Toda aquella persona que utilice la ideología del odio como
argumento descalificador o juez supremo, es una persona supremacista sexual,
supremacista religiosa y supremacista de raza; la cual debe ser combatida en
todos los lugares donde se presente.
En estos tiempos, la supremacía sexual es la punta de lanza
en esta nueva etapa de la guerra, es la nueva bandera en la arremetida del
conservadurismo mítico, el cual debemos de enfrentar sin tapujo alguno. La
censura basada en confrontar la fantasía con la realidad, los hechos contra los
mitos, debe ser nuestro mejor aliado, en cualquiera de sus formas, no debemos
de temerle en su aplicación, ya que la ideología del odio debe ser erradicada
de la humanidad, como se ha hecho con el oscurantismo.
La libertad de expresión excluye el discurso de odio y por
tanto, la difusión del pensamiento supremacista, y con ello la ideología del
odio, los cuales no son, ni serán un derecho humano, sino por el contrario una anti-tesis
a los mismos debido al alcance de sus actos de barbarie ultrajantes para la
conciencia de la humanidad.
Por la conquista de todos nuestros derechos.
Rodolfo Vitela Melgar.
Ciudadano Libre.
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