Quedar al margen de los eventos desarrollados en días pasados por la ultra derecha mexicana, resulta imposible, en uno acto realizado en uno de sus bastiones de poder: Jalisco, cuna de la conocida agrupación del YUNQUE y
sus membretes; despliega su poder conservador de las tradiciones intolerantes. Sí
bien es válido refutar las consignas y los desplegados respecto a que las
personas infantes adoptables fueron abandonadas por sus madres y padres
heterosexuales renunciando a ello, que cumpliendo el mandato reproductivo de
conformidad con las normas religiosas de quienes se manifestaron lo hicieron,
así como que no se les ésta prohibiendo el derecho a las parejas
heterosexuales, ni de concebir ni de adoptar, pero que con su marcha si la posibilidad a una niña o niño de tener un hogar.
Existe
un espacio más en lo profundis en él debate, de lo que a simple vista se
observa, y es que ha logrado demostrar una vez más que los derechos humanos no
han sido entendidos realmente, sino que por el contrario se han
instrumentalizado, el talante que se utilizó deja claro que nos encontramos muy
lejos de la dimensionalidad de los derechos humanos en su alcance material de
aplicabilidad. Que estos, han dejado de ser interpretados de su nacimiento
liberal y que han sido movidos al campo contra hegemónico del mundo occidental.
Este
espacio, refuta y denuncia los actos contra convencionales en su “utilización”,
ejemplo de ello resulta en la modificación al alcance y fundamentación para el
establecimiento de los límites a los derechos de libertad de expresión y
manifestación, enmarcados y surgidos a raíz de los eventos nazis realizados por
Adolfo Hitler, desde antes de su llegada al poder, estos discursos de
señalamientos específicos animaban a culpabilizar de manera subjetiva a grupos
sociales claramente identificados como causa y razón de los malestares
nacionales, así entonces se tenía la justificación para promover prejuicios,
degradar la dignidad humana, intimidar hasta llegar a incitar actos violentos
contra personas por su pertenencia racial, género, edad, colectivo étnico,
nacionalidad, religión, orientación sexual, identidad de género, situación
discapacitante, lengua, opiniones políticas, estatus económico, apariencia y
cualquier otro elemento fenotípico.
Uno
de tantos de estos fue el dictado el 18 de febrero de 1937, Hitler afirmó:
“Si
admito que hay de uno a dos millones de homosexuales eso significa que un 7 u
8% de los hombres son homosexuales. Y si la situación no cambia, significa que
nuestro pueblo será infectado por esta enfermedad contagiosa. A largo plazo,
ningún pueblo podría resistir a tal perturbación de su vida y su equilibrio sexual...
Un pueblo de raza noble que tiene muy pocos niños posee un billete para el más
allá: no tendrá ninguna importancia dentro de cincuenta o cien años, y dentro
de doscientos o quinientos años estará muerto. La homosexualidad hace encallar
todo rendimiento, destruye todo sistema basado en el rendimiento. Y a esto se
añade el hecho de que un homosexual es un hombre radicalmente enfermo en el
plano psíquico. Es débil y se muestra flojo en todos los casos decisivos...
Nosotros debemos comprender que si este vicio continuo expandiéndose en
Alemania sin que lo combatamos, será el final de Alemania, el fin del mundo
germánico…”[1].
Es
así, como con un discurso comienza el odio y la persecución a la población
homosexual, que fueron desde actos de violencia pública por la sociedad alemana
nazi y sus simpatizantes hasta la reclusión en campos de exterminio, pasando
por todo tipo de persecución policíaca; ya posteriormente al redactarse la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, nunca se menciona en la cláusula
de discriminación el motivado por orientación sexual e identidad de género; es
más en ninguno de sus borradores de proyecto a la redacción de la DUDH lo hace,
lo que lleva nuevamente a ocultar los hechos perpetrados contra la población
homosexual durante el Holocausto, sino hasta que sobrevivientes del mismo como
el fallecido Rudolf Brazda en 2011, reconocido como el último de ellos por
Klaus Wowereit, entonces alcalde de Berlín en 2008[2], quien narrara de viva
voz los horrores en los campos de concentración de quienes eran identificados
con un triángulo rosa invertido.
La
construcción de los instrumentos internacionales de protección a los derechos
humanos comenzaron con esta misma inercia, así la Convención de Naciones Unidas
sobre la Eliminación de toda Forma de Discriminación Racial (ICERD), solamente
hizo referencia a la discriminación motivada por raza, sin embargo este
contiene una definición pétrea en su Artículo 4: “Los Estados implementarán
medidas para declarar delitos punibles “toda forma de distribución de ideas
basadas en la superioridad racial o la intolerancia, la incitación a la
discriminación racial o la violencia por motivos de pertenencia a una raza,
origen étnico.” y declaren ilegales aquellas organizaciones que inciten o
promuevan la discriminación racial. El Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial (UNCERD) vigilará la implementación de esta convención”.
Lo
anterior a justificación de la aplicación del principio de interpretación
evolutiva, la cual establece: “que los tratados de derechos humanos son
instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los
tiempos y las condiciones de vida actuales, con el objetivo de intentar
capturar la evolución y el estado actual de reconocimiento jurídico, político y
social de un derecho en especial. Junto al principio pro persona, el cual identifica
la protección eficaz de la persona de la manera más amplia y posible en su
alcance de conformidad con la naturaleza
de la norma”[3].
Es,
que se puede entender apegado al principio de interpretación evolutiva que los
Estados implementarán medidas para declarar delitos punibles toda forma de
distribución de ideas basadas en la intolerancia, junto al principio pro
persona que dicha intolerancia sea a cualquier persona que pertenezca a un
grupo socialmente minoritario y vulnerable ante la generalidades de la mayoría,
esto como primera cláusula de requerimiento y,
Como
segunda, la incitación a la discriminación o la violencia por motivos de
pertenencia, nuevamente el principio de interpretación evolutiva no solamente
por razón de raza sino a cualquier grupo socialmente vulnerable, junto al
principio pro persona en el reconocimiento del derecho que dé cobijo en casos
de orientación sexual e identidad de género en específico y,
Que
declaren ilegales aquellas organizaciones que inciten o promuevan la discriminación
o la intolerancia contra grupos socialmente vulnerables y más desprotegidos, ya
que estos actos tienen el mismo efecto para cualquier tipo de discurso que
tenga como fin establecer discriminaciones y desigualdades; quienes sufren por incitación
pública de violencia contra ellas, las amenazas e insultos públicos,
distribución pública de fotografías, imágenes o cualquier material que
contengan expresiones contra los derechos de grupos en situación de
vulnerabilidad, dirigir grupos estructurales organizados que propaguen e
inciten al detrimento de la dignidad humana.
Y que
llevándolo al ámbito nacional, bajo el mandato del artículo 1° Constitucional en
concordancia con los controles de convencionalidad realizados es posible
hacerlo de conformidad a los controles de constitucionalidad, lo que cobra
mayor fuerza para ambas interpretaciones.
Por
tanto, a raíz de la manifestación llamada: “Marcha de los niños”, convocada por
“Jalisco es uno por los niños”, llevada a cabo en esta entidad federativa, con
una concurrencia aproximada de 37 mil personas – conforme a datos de UEPCBJ-
integrada por 230 organizaciones[4]; se dio expreso en diferentes
medios públicos un supuesto debate al respecto, incluso personajes que dicen
defender los derechos humanos, señalaron como abono a la libertad de expresión
y de manifestación, fundamentada su perorata en que esto enriquece el debate
público al respecto del tema. Hasta llegaron a decir “la chocante
manifestación”, en tono de “sangrona”, pero aprobándole de facto.
En
esta protesta se dejaron ver carteles con los lemas: “Exigimos Padre y Madre
para los niños”, “No al matrimonio homosexual”, “La verdadera familia (con
imágenes de mujer, hombre y 3 hijos)”, “Sí a la vida desde la fecundación hasta
la muerte natural” en medio de consignas como: “Familia unida jamás será
vencida”, “Hasta los animales se reproducen en macho y hembra”, “Dios hizo Adán
y a Eva, no Adán y a Esteban”, “ hombre y mujer familia deben ser”, “Sí mamá y
papá”, “Los niños tienen derecho a papá y mamá”. Incluso Luis Antonio Martínez
Guzmán identificado como vocero y representante jurídico de “Jalisco es un por
los niños” señaló que “No es una marcha antigay, no es una marcha en contra del
matrimonio gay sino es una marcha a favor del matrimonio entre una mujer y un
hombre, del derecho de los papás a educar a sus hijos, a favor del derecho de
los hijos de tener un papá y una mamá y a favor del derecho de la vida desde
fecundación hasta la muerte natural”, en entrevista para Animal Político[5].
Que
en adhesión a la interpretación de los principios de interpretación evolutiva y
pro persona respecto a la Convención de Naciones Unidas sobre la Eliminación de
toda Forma de Discriminación Racial (ICERD) al amparo de su artículo 4°, tanto
la marcha como su discurso fomentan la discriminación, los prejuicios, y la
violencia, comprometiendo la seguridad e integridad personal de quienes
integran la población Lésbica, Gay, Bisexual, Travestí, Transgénero, Transexual
e Intersexual.
Lo
cual se puede constatar de facto cuando un señor se acercó, no queda claro sí a
un grupo de personas LGBTTTI o al medio
de comunicación para decirles “¿Cómo se les dice a los maricones? Pues maricones
(…) No es etiqueta, si ellos qué son, así se les tiene que decir, Maricones,
volteados o qué les dices[6]”, datos según Milenio,
este es el ejemplo del comienzo de cuando el discurso de odio se convierte y
transforma en ataques verbales, lo siguiente es un desencadenamiento de hechos
que van desde vulnerar el acceso al derecho del matrimonio y adopción
igualitaria hasta una serie de eventos físicos agresivos que resulten en
crímenes de odio por homofobia.
Incluso
en redes sociales, se llega a decir que existe un discurso de odio a los
heterosexuales, este tipo de manifestaciones centra el debate nuevamente en lo
observable, ya que hasta el momento no se tiene precedente de un asesinato o
ejecución porque una persona sea heterosexual, o se le haya negado alguna
oportunidad laboral por ser heterosexual, pero que superando este fundamento válido, los derechos humanos se enfrentan a un razonamiento
retorcido que tiene como finalidad crear a los victimarios como víctimas,
contrario a la re-victimización estos crean un estatus de “victimones” para distorsionar
profundamente los derechos humanos.
Sí
como dicen algunas voces, en teoría pro derechos humanos, las manifestaciones
contra el derecho de matrimonio y adopción es socialmente válida y abona al
debate público, pues entonces estos mismos validarían las manifestaciones pro nazis
o del kukusklan, incluso del Estado Islámico, en aras de enriquecer el debate
público.
Entender
la magnitud de esto, de conformidad con los derechos humanos, es comprender la
dimensión de los discursos social y jurídicamente protegidos, los cuales
denuncian abusos de poder, accesos a la justicia y a derechos, contra aquellos
discursos que pretenden continuar conservando la intolerancia, la desigualdad y
la exclusión.
Por
la conquista de todos nuestros derechos
Rodolfo
Vitela Melgar
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