¿Éxito de las marchas en contra del
matrimonio civil igualitario y familias?
“Todas las familias
todos los derechos”
Este fin de
semana se llevaron a cabo las marchas del Frente Nacional por la Familia,
movimiento organizado y patrocinado por diferentes cultos religiosos, cristianos
principalmente, y apoyados por sus líderes religiosos. En 125 ciudades de la
república mexicana, con una participación de un millón 260 mil[1] manifestantes, según cifras
del mismo Frente Nacional por la Familia, quienes la calificaron de exitosa.
Sin embargo,
esto podría ser que no, debido a la relación que guarda el número de asistentes
a la marcha respecto a su densidad poblacional, ya que de acuerdo con el censo de
población 2010, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reflejó
que el 82.9% de mexicanos profesan la religión católica, así como 8.3 millones
de personas dijeron que eran parte de algún grupo protestante o evangélico; 2.5
millones de algún otro grupo y otros 1.5 millones que se declararon Testigos de
Jehová, como cultos con mayor feligresía[2]. Y que en correlación a
los datos del 2015, proporcionados por el Consejo Nacional de Población (Conapo)
revelan que somos 121,783,280[3] personas mexicanas;
suponiendo que las personas manifestadas fueran solamente católicas, y que la
cifra de católicos no sigue a la baja, como se ha visto en las últimas décadas; aplicando
el 82.9% del INEGI, equivaldría a que 100, 958,339 personas son católicas, sí
este es el 100% de católicos, entonces empleando una regla simple de 3, arrojaría
que solo se manifestó el 1.25% de su población; ergo el 98.75% no lo hizo, lo
que constituye en cantidades relacionales un rotundo fracaso.
También
refleja que ni siquiera 2 personas por cada 10 católicas, participaron en las
manifestaciones, lo que puede decir que no se encontraron identificadas con
dichas posturas, por tanto, cuando hablan de éxito ¿a qué se refieren al
sostener que lo fueron las manifestaciones?, existen dos posibles repuestas
para ello; la primera al asumir que la población constantemente no participa,
ni se involucra en temas de la vida nacional, pensando que dejan pasar las
cosas sin mayor participación, entonces la asistencia a la convocatoria tendría
ese talante de exitosas.
Y la
segunda, sería porque en la actualidad el retroceso del Estado Laico ha mermado
lo suficiente para dejarlo debilitado de manera importante, impacto en el activismo político de la jerarquía católica, como de otros tantos, entre ellos
el culto denominado “Iglesia Universal de Jesucristo”, o mejor conocidos como
“pare usted de sufrir”.
Quienes cuentan en común, (la religión
Católica mexicana, como “pare usted de sufrir”), que ambas
cuentan con falanges de corriente subversiva, ultraconservadora y violenta; la
primera “El Yunque”, quien ha sido ampliamente estudiada y documentada por el
investigador Álvaro Delgado, que en su reciente publicación en el semanario
Proceso[4], describe los vínculos del
“Yunque” con el Frente Nacional por la Familia; y el segundo “Gladiadores del
altar”[5], quienes tienen la
consigna de terminar con ateos y gays, y que no sabemos a ciencia cierta, sí estos ya se encuentran en México.
Así pues, el
fundamentalismo cristiano se va aparejando mucho al Estado Islámico, una
aproximación de ello, son los resultados de violentos enfrentamientos contra
personas LGBTI en Rusia, donde el presidente Putin ha pactado un enlace
permanente con la Iglesia Ortodoxa de aquella nación, así pues no solo se
prohíben las manifestaciones públicas colectivas, como la marcha del orgullo,
sino que también son perseguidos, cazados, torturados o tratados de manera
violenta, cruel, inhumana y degradante, públicamente, a través de fotos y
videos, y donde el estado ruso ha sido omiso en todo momento ante estas
violaciones graves a los derechos humanos.
Todas en su
conjunto dicen no ser homofóbicas, sino que aluden al discurso proteccionista
de la familia y de la niñez, este último se erige como el tema constante y central en su perorata; sin embargo
estudiando el discurso de odio contra la población homosexual, se encontró que
en los pronunciamientos de Hitler, este jamás nombra o “subjetivisa”
personalmente, sino habla de la homosexualidad u homosexualismo, como el mal a
combatir, este mal tiene un carácter supremacista, a razón que es un demérito
a la raza pura, y que hoy en día se enfoca a la pureza de la humanidad.
De esta manera se puede atender al método de Kaufman, en una matriz de criterios, al establecer claramente el discurso de odio por homofobia, debido a que cumple con sus
cuatro criterios básicos: grupo en situación de vulnerabilidad tipificado, de
humillación, de malignidad y de intencionalidad.
Siendo la
intencionalidad, la que hace la diferencia sustancial, entre un discurso
discriminatorio frente a un discurso de odio, ya que se invita a otros a
participar en acciones en demerito a los derechos de las minorías, que en el
contexto en el que nos encontramos, se dice no estar contra los homosexuales
sino a favor de la familia tradicional y de los derechos de los niños;
nuevamente no se “subjetivisa”, pero si se invita a realizar acciones que
violentan los derechos humanos de la población LGBTI.
Este
accionar, dicen no provenir de la jerarquía católica, sin embargo en las
pasadas elecciones, donde el PRI pierde una importante cantidad de entidades
federativas, se invitó por parte de jerarcas católicos[6] a no votar por ese partido
político, ya que presentó el 17 de mayo reformas constitucionales en materia de
derecho civil para la homologación en todo México del matrimonio y la adopción,
ámbito de competencia de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, el cual tiene carácter de laicidad.
La
invitación fue realizada por: el obispo de Aguascalientes José María de la
Torre, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, el obispo de Xalapa,
Sergio Obeso Rivera, el sacerdote Jorge Rubio permitido por el obispo de
Chihuahua, Constancio Miranda (quien ofició tiempo a tras el matrimonio entre
Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera), el obispo de Tlaxcala, Francisco Moreno
Barrón, el obispo de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, el obispo de Culiacán,
Jonás Guerrero Corona y arzobispo de Durango, José Antonio Fernández Hurtado[7].
La actuación
de estos se delató en la presencia durante las marchas, del Frente Nacional por la Familia, por la asistencia del obispo de Xalapa, Sergio Obeso Rivera, el
obispo de Querétaro, Fausto Armendáriz, el arzobispo de Tijuana Francisco
Moreno y el obispo de Puebla, Víctor Sánchez[8] . Quienes dicen haberlo
hecho en su carácter de ciudadanos, pero la realidad bajo el contexto de odio,
su presencia reforzó los agravios a la población LGBTI, completando así el
criterio de intencionalidad.
El resultado
de congelar la iniciativa presentada por el presidente Enrique Peña Nieto el
pasado 17 de mayo, expresada por el diputado priista César Camacho[9] , al considerarla como no
prioritaria, es el primer resultado del discurso de oído por homofobia a nivel
estructural, siendo la primera víctima el asesinato político de dicha
iniciativa, y que hoy por hoy, el presidente estaría obligado a defender.
Ahora,
esperemos que los resultados de estas acciones de intolerancia y discriminación;
de la cultura del odio y su discurso, no cobren vidas humanas, porque de serlo,
entonces nos encontramos en un estado de indefensión e inseguridad sustantiva,
de persecución y exterminio. Presas del miedo y el temor, el cual debe
ser erradico de conformidad a las clausulas preambulares de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, para no volver a enfrentarnos con actos de
barbarie ultrajantes que perturben la conciencia de la humanidad por el Estado
mexicano.
La pregunta es
¿hasta cuándo y a hasta dónde, el Estado mexicano permitirá este avallasamiento
contra la Laicidad del mismo?
Por la
conquista de nuestros derechos.
C.L. Rodolfo
Vitela Melgar.
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