NOS FALTA UNA TERCERA OPCIÓN: QUE NO SEA NI TEXCOCO NI SANTA
LUCIA.
26 de septiembre de 2018.
En días pasados hemos estado escuchando comentarios y
posturas en un debate nacional intenso, respecto al proyecto de la construcción del Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICD); que dicho sea de paso no
será de ella, porque sencillamente no se encuentra ubicada dentro del perímetro
territorial que le corresponde, ni de su jurisdicción, sino del Estado de
México –esta costumbre de los políticos de no nombrar a las cosas por su nombre
y cambiarlas a su conveniencia, deberían ser parte de este mismo debate-.
Debate que gira en torno a la consulta pública que se realizará para poder
decidir si será Texcoco o Santa Lucia.
Sin embargo, en esta ocasión me centrare muy específicamente
en una de tantas posturas de la comentocracia, que gira en torno a “participar
o no participar”, ya que han sostenido en sus peroratas, para descalificar la
consulta, que la ciudadanía no debería de hacerlo porque no conoce a fondo del
tema, porque no son personas expertas en ingeniería, regresándonos a un estadio de adolescencia social del que mucho se valió la clase política; anulando así la participación
ciudadana que se intenta impulsar en un naciente régimen político.
Estas voces son las que en muchas ocasiones sostienen que
todas las personas tenemos la obligación de participar en las decisiones de
nuestro país, basados en la hipótesis de que somos una democracia delegativa y
no participativa. Y luego, ¡pues nada, que nos salen con que siempre no! Que no
estamos, la ciudadanía, apta para poder decidir sobre este tipo de políticas
públicas o acciones gubernamentales, ya que necesitamos ser 100% expertas en el
tema.
Así pues, quienes en muchas ocasiones nos andan regañando
porque no participamos, hoy nos salen con que siempre no participen, porque no
sabemos, y sí no saben mejor cállense.
Estos mismos comentócratas, no se han percatado que la ciudadanía
ha cambiado, o más bien hemos cambiado, hemos tenido la madurez cívica de
reprobar a todo la clase política nacional, que se había venido edificando a
raíz del 2000, cuando en teoría se creía que muchas cosas cambiaran, no
sabremos si esto se repetirá o no, pero lo hicimos bajo esa esperanza: CAMBIO.
Hemos transitado del desconocimiento de los temas nacionales
y locales; vamos hasta de los internacionales, en un esfuerzo de todas las
personas ciudadanas a pie, por dejar nuestro agobio cotidiano e interesarnos
en todos los temas.
Ya que la lección ha sido muy dura, la confianza en delegar
nuestras decisiones en una persona que supuestamente nos representa, resultando
en que solo se representan a sí mismos y sus intereses, dejándonos en varias
veces en la banca rota, sumergidos en un Estado de Derechos que no genera
Justicia sino por el contrario, que ha dejado puertas bien abiertas para la
violencia que hoy vivimos, quitándonos una Paz; una Paz relativa.
Ha sido tanta la información vertida del NAICD que hemos
tomado ya decisiones muchas de nosotras, de las ciudadanas a pie, de las que
dicen que no sabemos nada del tema, de quienes continuamos siendo descalificadas
por un razonamiento estratificado de la posesión del conocimiento.
Hemos leído, estudiado y hasta nos hemos abrumado por los
documentos compartidos por el nuevo gobierno entrante, por artículos
sustanciales como el elaborado por el Doctor en ecología por la UNAM, Fernando
Córdova Tapia, quien formó parte del equipo que revisó la viabilidad técnica
del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, en su colaboración en la revista Nexos
y que lleva por título “El impacto ambiental del Nuevo Aeropuerto Internacional
de la Ciudad de México”, del pasado 21 de agosto de 2018[1].
También el tema del agua como eje vertical del proyecto,
bien expuesto por Gonzalo Ortuño en enero de 2015, al escribir “Los 9 riesgos
ambientales de construir el nuevo aeropuerto del DF en el Lago de Texcoco”[3].
Así como, en materia de corrupción los artículo de Manu
Ureste publicado el 23 de febrero de 2018 en Animal Político llamado: “Se
desconoce en qué se gastaron más de 1,000 mdp del nuevo aeropuerto de la CDMX:
Auditoría[4]”. De Jenaro Villamil en
Proceso del 27 de marzo de 2018 “Nuevo aeropuerto del peñismo, las seis pistas
de la corrupción[5]”.
También se han consultado ensayos y escritos, por personas
independientes como el elaborado por Enrique Morenos Sánchez, Melesio Rivero Hernández
y María de los Ángeles Velázquez Martínez nombrado “El nuevo Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México y su impacto en la región oriente del Estado
de México”[6], y de un sin número de
otro tipo de información que se ha generado hasta el momento.
De tal forma que la ciudadanía nos encontramos aptas para
tener una postura al respecto y generar una respuesta ante el mismo.
Desafortunadamente para quienes se dicen especialistas en el
tema, hoy por hoy sus voces se encuentran altamente debilitadas a los oídos de
una escucha harta y cansada de la manipulación, quienes llevan agua a sus
propios molinos, no creemos mucho en lo que nos puedan decir la COPARMEX u
otras instancias que tienen intereses dentro del proyecto.
De tal manera que las únicas voces audibles son aquellas que
son independientes en diferentes ámbitos, que van desde la Sustentabilidad, los
Derechos Humanos, la Seguridad Humana y Economía, que exponen las razones enfocadas
en el riesgo que como sociedad corremos por este proyecto.
Así que cuando ustedes, los comentócratas, se les vuelva a
ocurrir la peregrina idea, de que no sabemos de lo que estamos por elegir,
están muy equivocados, y como respuesta a ello también hay la propuesta ciudadana de que
debería de existir la posibilidad de votar porque no se construya otro Aeropuerto, es decir que ni Texcoco ni tampoco Santa Lucia.
Sino que por la gran inversión que se ha hecho en el actual
Aeropuerto Benito Juárez este siga donde esta, que ya no contaminen más espacios,
afectando plataformas biológicas rescatables. Esta es otra posibilidad más
dentro de un esquema completo de la consulta.
Por la conquista de nuestros
derechos.
Rodolfo Vitela Melgar.
Ciudadano libre.
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