Estos pequeños espacios que se abren solo momentáneamente,
en un entre pase de pensamiento a otro, logrando identificar en esta ocasión la
manera en cómo se hereda en códigos no escritos el micromachismo, que impactará
indudablemente en la vida afectiva tanto del chico de 30 y algo, y de su novia.
El señor grande le decía que era muy joven y que DEBERÍA
(OBLIGACIÓN DE MANDATO) conocer a más mujeres, viajar y comprarse automóviles, salir
con los amigos, emborracharse de vez en cuando, en fin que viviera la vida
loca, el menor afirmaba en ocasiones meditabundo, pero en otras asentía
fervientemente lo que el mayor le enseñaba.
Le comentaba también que las mujeres ahora tenían que
ganarse el pan y no solo ellos (indignadamente), a través de apoyarlo económicamente,
trabajando por las mañanas y atendiendo a los hijos por las tardes, ya que la
responsabilidad de una familia era de 2.
Total, llegaron mis acompañantes al desayuno y realizamos la
sesión que teníamos agendada. Sin embargo, me fui con este desasosiego de no
poder hablar y hacerles una reflexión de lo que el cincuenton le decía al
treintañero.
Por una parte, comunicarle desafortunadamente que después de
los 29 años cumplidos ya no se considera una persona joven, sino un adulto. Que
este tipo de enseñanza hace en los hombres el complejo de “forever young” o “joven
por siempre”, distorsionando la realidad de uno mismo respecto a la edad y las
oportunidades de hacer ciertas acciones inmaduras, llegando al extremo de verse
jóvenes y observar, bajo una mirada extraviada, a sus esposas como viejas;
cuando tienen la misma o mayor edad que ellas. Y que luego, sintiéndose jóvenes
abandonan sus hogares, ya que son jóvenes por siempre, y tienen derecho de
realizar actos carentes de juicio, claro por supuesto sin tener ningún tipo de
reprimendas, ya que ellos se pagan estos desvaríos.
Luego entonces me vino una pregunta sustancias que hacerle
al señor ¿Cuántas mujeres tienen que pasar por la vida de un hombre para saber
que son suficientes y poder escoger con quien casarse y formar una familia?, yo
no encuentro la respuesta, porque no entiendo el planteamiento de la misma. Cuál
es la razón de que un hombre en su juventud conozca al amor de su vida –por alguna
manera así llamarlo, porque no creo en el amor romántico- pero con tal de darme
a entender lo utilizare, y lo pierda por estas enseñanzas.
Palabras como “cuantas”,
“pasar” y “escoger” en el planteamiento de la hipótesis me deja sinceramente
aturdido. Entonces voltearía la pregunta ¿Cuántos hombres tienen que pasar en
la vida de una mujer para saber que son suficientes y poder escoger con quien
casarse y formar una familia? y aquí sí que estoy seguro de la respuesta: con uno
solo bastaría para salir corriendo.
Bueno, después de quedarme estupefacto de mi propio
planteamiento, vino el que le seguía – ¡ay porque así es esto del pensamiento
se agolpan todos y no sabes ya ni cual atender!- y es la implantación de otro
legado del machismo, en otro complejo “el americano”, ya que le puso el chip de
nunca estar conforme con lo que se tiene porque nada te genera saciedad, y así habrán
mejores coches que comprarse, lugares en el mundo que visitar y un largo etcétera.
Así llega la frustración del ser, que ya le ha tocado.
Finalmente, ahora resulta que las mujeres tienen la obligación
del hogar, la crianza y contribuirle al marido en lo económico; no por su libre
y pleno desarrollo del potencial humano, ¡NO! Sino como obligación extra a sus
mandatos de género, ¡ah! eso sí de medio tiempo y pienso que sea bien pagado.
La verdad es que en un par de minutos escuchar las
barbaridades entre hombres heterosexuales trasladándose el machismo es
perturbador, sintiéndome desgastado, y comprometido a realizar este pequeño
razonamiento al respecto, es no solo quedarme en decir “chin esto es machismo”,
sino denunciar lo sucedido y los efectos que estos actos impactaran en estas
dos personas.
Así que cuando escuchen a sus amistades y familiares hacer
este tipo de comentarios, háganles estas dos preguntas para conocer sus parámetros
que pienso, deberíamos estudiar.
Por la conquista de nuestros
derechos.
Rodolfo Vitela Melgar.
Ciudadano libre.
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