Hace ya más de un par de meses que acudí a una conferencia
en la Universidad Iberoamericana, donde me topé con un par de excelentes
psicólogas peritas en dictaminar alienación parental, en la charla que sostuvimos
un poco antes de comenzar su conferencia, me pude percatar que se sigue
comprendiendo a los niños, y digo niños porque fue de quienes hablamos,
respecto a sus actividades sexo-afectivas como incapaces de entendimiento ante
estas actividades.
Y por lo que pude entender, así como el derecho tradicional
les concibe como objetos del derecho y no como sujetos del mismo, igualmente lo
hace la psicología tradicional, ya que ellas sostienen que un niño no
dimensiona en su totalidad una relación a este nivel; entonces me di a la tarea
de charlar con varios amigos gais en todos estos meses, preguntándoles ¿desde
cuándo ellos se sabían diferentes a los demás niños? ¿Sí les gustaban otros
niños y desde que edad se percataron de esto? ¿Sí realizaron algún tipo de
actividades sexuales o sexo-afectivas con otros chicos de su edad o mayores? ¿Sí
fueron abusados sexualmente? ¿Sí sabían que era algo malo hacerlo y cómo se
enteraron de que esto ocurría?
Esto sin ser un estudio formal de nuestras conductas, sino
como una charla reflexiva, para comprendernos un poco más; de lo percatado
decidí que si merecía la pena de abrir la reflexión de lo privado a lo público.
Pues entre estas charlas, todas muy divertidas, pude encontrar un poco de luz a
mis interrogantes.
Lo primero, es que nadie fue abusado sexualmente o se sentía
así, pues tampoco nada de eso, todo transcurrió de manera fluida, curiosa y muy
divertida; la mayoría coincidió en sentirse acosados por sus compañeros,
incluyendo la parte sexual por toqueteos groseros y rudos. Un aspecto más que
logre detectar fue la cantidad de ansiedad que ocurre a estas edades tempranas,
ya que se realizan en una soledad sustancial sin poderlo compartir con alguien
más.
Así pues, la variación de comprenderse como diferentes u
homosexuales no se dio de manera tan lineal, es decir, algunos tardaron hasta
la secundaría pero la mayoría coincidió en que desde edades muy jóvenes ya lo
sentían, inclusive desde el kínder o preescolar; la mayoría de los encuentros
sexuales por lo general se dio con algún primo y con niños de la escuela. Y
aunque nadie decía que era malo, compartimos que por nuestras propias madres
nos avisaban ya de no dejarnos tocar nuestras “partes nobles”, nuestros
genitales por nadie.
Es por esto que sabíamos que el toqueteo era algo que no
deberíamos permitir y desde luego algo que nos costaría un muy fuerte regaño y
castigo por hacerlo, sin contar la gran vergüenza al ser expuestos a los demás
por ello, así pues antes de saber cualquier otra cosa los genitales eran cosa
casi sepulcral, ni tocarte ni ser tocado, y luego en la mismas reflexiones a
modo de chacoteo hablamos de como asearnos, ya que en algún momento la gran
mayoría sentimos un tanto de rechazo a ello por el toqueteo normal que se tiene
que realizar para poder higienizarnos.
Como esto se dio de manera fluida, al tema salía las
diferentes experiencias que se daban con los demás niños, quienes en varias
ocasiones, diría frecuentemente se entablaban relaciones sexo-afectivas con
chicos de nuestra misma edad, predominando un tipo de heterogamia, ya que se
tenían contactos o encuentros sexuales sin llegar a relaciones como tal, tanto
como con los chicos de la escuela como al mismo tiempo con primos o amiguitos
de la cuadra; esto nos llevó a platicar sus experiencias con personas mayores
que ellos, los cuales variaban, no tenían una edad preferente, sin embargo no
eran mucho mayor que nosotros, un rango de más menos 5 años, pero de edades
menores a la mayoría de edad.
Solamente aquellos que tenían hermanos o hermanas mayores,
no todos de esos casos, tuvieron relaciones sexuales en forma con chicos
mayores de edad, incluso un amigo el más extremo platicaba que él desde los
diez años tenía un novio, amigo de su hermana de 21 años con quien ya entablaba
una relación sexo-afectiva en forma.
A ellos les preguntaba que sí esto les afecto de alguna
manera en su sexo afectividad y por el contrario, todos sin excepción precisaron
que no, sino que reafirmaba en ellos lo que ya sentían desde muy pequeños.
Con ello, venía el grado de conciencia de lo que estaba
pasando, y tanto aquellos que tuvieron sus primeros acercamientos sexuales y
afectivos con otros chicos, siendo homosexuales que estaban plenamente
conscientes de lo que estaba sucediendo, ninguno se llamó a escándalo, aunque
algunos se sintieron culpables por los sucesos que se desencadenaron, cuando
algunos compañeros se daban cuenta de lo que estaba sucediendo, desembocando en
un incrementando en la violencia y acoso; rompiendo cualquier futuro en estas
jóvenes relaciones, coincidiendo que lo realmente fuerte era la separación con
el ser vinculado, que en muchas ocasiones estos mismos tomaban actitudes
sumamente violentas contra nosotros, teniendo un primer encuentro con la
endohomofobia por pertenencia.
De esta manera, intente hacerlo con heterosexuales, y pues
no, nadie se dio cuenta si eran o no heterosexuales, solo que sus madres y
padres les festejaban cuando alguien del sexo opuesto les llamaba la atención
y/o jugaban a ser novios o de plano establecían esta relación con alguien de su
escuela. Pero hasta ahí quedaba la cosa, lo demás sus acercamientos
sexo-afectivos quedan en un estado oscuro de sus recuerdos los cuales no
recuerdan o de plano no pasaron.
Ante esas interrogantes, he podido constatar el tabú tan
grande que al respecto se tiene por la heterosexualidad cuando a elles les
preguntaba sí su hijo fuera homosexual y que pasaran por estas experiencias,
los rostros cambiaban, incluso su posición corporal, negando que eso tuviera
cabida en su realidad.
La manera y la forma de este rechazo me llevo a comprender,
que existen campos del conocimiento que continúan bajo fuertes mandatos heteronormales que dejan fuera la realidad psicosocial, afectiva y personal de los homosexuales en sus infancia, no entienden que no entienden que sus parámetros realmente nos excluyen porque nuestras realidades son muy diferentes a la hegemónica, por ello es necesario abrir el tema y su debate, para vislumbrar que nuestras
dinámicas son diferentes desde un principio de socialización entre los
homosexuales y los heterosexuales, advirtiendo que la clandestinidad es parte
de nuestra dinámica social de grupo como parte inalienable de nuestras vidas y
que la psicología tradicional no nos podrá entender quedando corta a nuestras
necesidades.
Por la conquista de nuestros derechos.
C.L. Rodolfo Vitela Melgar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario