Son patrimonio Voladores de México y región cultural de Querétaro
Por Yanireth Israde
Ciudad de México (1 octubre 2009).- La UNESCO distinguió ayer dos tradiciones ancestrales del País y las incorporó en su lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: la ceremonia ritual de los voladores —no sólo los de Papantla— y el entorno y prácticas culturales de los otomí chichimecas de Tolimán, Querétaro.
Es la primera vez que México logra la inscripción de elementos culturales en esta categoría.
Durante su cuarta reunión, efectuada en Abu Dhabi, el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial seleccionó 76 elementos para su nómina de tesoros universales, donde Colombia, Argentina y Uruguay, además de México, destacaron entre las naciones latinoamericanas con reconocimientos, mientras China logró colocar 22 testimonios culturales.
"Es un nombramiento muy importante para la ceremonia de los voladores, que se ha transmitido de generación en generación. Representa la cultura de un pueblo y es una expresión comunitaria que acerca a los hombres a la naturaleza y al cosmos", dijo vía telefónica, desde Emiratos Árabes Unidos, Salomón Bazbaz Lápidus, productor de la Cumbre Tajín y uno de los artífices del expediente presentado ante la UNESCO para promover esta danza asociada a la fertilidad que ejecutan diversos grupos étnicos de México y Centroamérica, en particular los totonacas de Veracruz.
Cruz Ramírez Vega, miembro del Consejo de Voladores y quien agradeció con un discurso en totonaca la nominación en Abu Dhabi, transmitió su alegría por el distintivo y dijo que contribuye al rescate de una cultura que se estaba perdiendo.
El reconocimiento de la UNESCO, aclaró Bazbaz, valora la ceremonia ritual de los voladores en todos los sitios donde ésta existe.
"(El expediente) se promovió desde Veracruz, porque en Papantla tenemos al mayor número de danzantes, unos 600, pero involucra también a los voladores de San Luis Potosí, de Puebla e inclusive a los de Guatemala", explicó.
Recordó que esta ceremonia existe desde el siglo 6 antes de Cristo y se realizaba en toda Mesoamérica. En los lugares donde permanece, indicó, se comparte el mismo sentido ritual, aunque se introducen variables: los quichés vuelan en par, mientras en el norte de Veracruz algunos vuelan en sexteto, o en San Luis se acostumbra la danza del gavilán, donde se vuela con una gallina.
De raigambre indígena es también la distinción para Querétaro, donde la UNESCO ponderó una región cultural en el triángulo simbólico que forman la Peña de Bernal y los cerros del Zamorano y el Frontón. Allí, en esa zona semidesértica, el pueblo otomí-chichimeca ha preservado sus tradiciones, subrayó la antropóloga Beatriz Utrilla, quien colaboró en la realización del expediente.
"Estamos hablando de una cultura con una ancestralidad otomí, pero también chichimeca y eso le da características muy especiales, porque prácticamente todo mundo habla de que lo chichimeca desapareció. No es cierto: se quedó en la memoria de las poblaciones", refirió Utrilla.
En estas comunidades del "triángulo sagrau— —do", con aproximadamente 10 mil habitantes, la carga ancestral se refleja en numerosos rituales, como el de la peregrinación a los tres cerros para impetrar la lluvia, o bien festividades relacionadas con el agua, un elemento escaso.
Junto con la declaratoria de la UNESCO, se prevén programas y planes para mejorar las condiciones de los grupos distinguidas por el organismo, quienes participaron activamente en la promoción de la candidatura, coincidieron Bazbaz y Utrilla.
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jueves, 1 de octubre de 2009
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