Son víctimas de violencia racial, militar, política, institucional y despojo sistemático de sus tierras, territorios y culturas; que, en la práctica les siguen negando su derecho colectivo a la libre determinación y autonomía
(Primera parte)
Por Cecilia Vargas
En el marco del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que tuvo lugar en la ciudad de México y al que La Verdad del Sureste tuvo la oportunidad de asistir, independientemente del manifiesto final con relación al tema central, que se abordó en las plenarias, fundamentalismo y feminismo, varios grupos de mujeres, incluyendo lesbianas, travestis y transgéneros fijaron una posición concluyente.
Al final del evento representaciones de los grupos de feministas indígenas, trabajadoras sexuales, jóvenes, trabajadoras domésticas, discapacitadas, periodistas y víctimas de conflictos armados, entre otras, plantearon su problemática y demandas.
Una representación de las indígenas feministas, integrada por mujeres de varias etnias, entre otras de México, Bolivia, Perú, expuso que:
Las mujeres indígenas son víctimas de violencia racial, militar, política, institucional y despojo sistemático de sus tierras, territorios y culturas; que, en la práctica les siguen negando su derecho colectivo a la libre determinación y autonomía; que son objeto de investigación, y que, ni en lo individual, ni colectivo, reciben ningún tipo de reconocimiento.
Que las mujeres indígenas viven muchas discriminaciones: “por ser mujeres, por ser pobres y por ser campesinas”; que como protagonistas y actuantes, no son incluidas en los procesos de planificación, coordinación y desarrollo de los eventos feministas.
Falta responsabilidad del movimiento feminista, plantearon también, para involucrar a las mujeres indígenas en pie de igualdad, “somos la otra mirada del feminismo que busca transformar relaciones desiguales y el sistema de dominación patriarcal; los movimientos feministas deben respetar la diversidad cultural en el discurso y en la práctica.
Por último señalaron que es “urgente la desconstrucción de los planteamientos etnocéntricos del movimiento feminista y del discurso académico”.
Y propusieron:
Construir alianzas a nivel de países con mujeres indígenas y no indígenas y campesinas, para conocer sobre el feminismo, y la mirada de las mujeres indígenas, de acuerdo a sus ritmos y tiempos para ir creando conceptos y definiciones.
También, realizar intercambio de experiencias sobre los estudios y resultados de estudios sobre mujeres indígenas y su respectivo reconocimiento (academia, centros de investigación, organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil e instituciones; así como construir espacios de diálogo en los diversos niveles, entre mujeres indígenas, campesinas, empleadas del hogar y feministas.
Además, construir espacios de reflexión sobre el feminismo, desde las mujeres indígenas en sus pueblos, para una propuesta teórica en el marco de su cosmovisión; Generar procesos de reflexión, desde lo interno, desde las mujeres indígenas y pueblos indígenas, en relación a lo que se conoce como “usos y costumbres”, que afectan su dignidad y trabajar por la transformación y eliminación de las mismas.
Igualmente, considerar la realidad generacional en el abordaje de los diversos tipos de violencia; realizar trabajo de autocrítica de los programas gubernamentales y de organizaciones no gubernamentales en materia de salud, porque la mujer indígena es la única que tiene que tomar la decisión sobre su cuerpo y métodos anticonceptivos, no las instituciones, organizaciones o movimientos.
También, elaborar una agenda propia para discutir temas urgentes como: la diversidad sexual en los pueblos indígenas, el Sida, el aborto, la violencia familiar, militarización, migración, seguridad alimentaria, cambio climático, los problemas que enfrentan las empleadas del hogar y la Declaración de los Pueblos Indígenas.
Por último se pronunciaron por:
“Que nuestro modo de ver y concebir el mundo, sea otro, y que el uso y la costumbre sea el respeto y la inclusión de las mujeres indígenas y campesinas”.
Por su parte, las mujeres afrolatinoamericanas y afro caribeñas, presentes en el XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, demandaron:
El compromiso de todos para combatir el racismo en todos los espacios, fuera y dentro del feminismo y se erradiquen las prácticas fascistas en sus vidas personales y especialmente dentro de las organizaciones y espacios feministas.
También, respeto a las decisiones y acuerdos constitucionales del X Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, ya que en el mismo se acordó que el tema del racismo formaría parte de los ejes centrales de discusión en todos los encuentros siguientes;
Garantizar la participación de mujeres afrodescendientes y negras en los procesos de elaboración y ejecución de los encuentros feministas y que efectivamente se promueva la inclusión de la perspectiva étnico-racial.
Se quejaron de que al no proveer traducción adecuada a las mujeres de la región caribeña, no hispanohablante, se ha excluido de los encuentros a una cantidad importante de feministas afrodescendientes y negras.
Este grupo demandó, entre otras cosas, que se incluya en la agenda feminista, el compromiso de apoyar el Plan de Acción de Durban generado en la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, Xenofobia y todas formas conexas de Intolerancia 2001. (Continuará).
http://www.la-verdad.com.mx/principal/index.php?option=com_content&task=view&id=12372&Itemid=169
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