viernes, 31 de julio de 2015

La “Marcha de los niños” ejemplo de Discurso de Odio pro Nazi. La discriminación que se rehúsa a morir...


Quedar al margen de los eventos desarrollados en días pasados por la ultra derecha mexicana, resulta imposible, en uno acto realizado en uno de sus bastiones de poder: Jalisco, cuna de la conocida agrupación del YUNQUE y sus membretes; despliega su poder conservador de las tradiciones intolerantes. Sí bien es válido refutar las consignas y los desplegados respecto a que las personas infantes adoptables fueron abandonadas por sus madres y padres heterosexuales renunciando a ello, que cumpliendo el mandato reproductivo de conformidad con las normas religiosas de quienes se manifestaron lo hicieron, así como que no se les ésta prohibiendo el derecho a las parejas heterosexuales, ni de concebir ni de adoptar, pero que con su marcha si  la posibilidad a una niña o niño de tener un hogar.

Existe un espacio más en lo profundis en él debate, de lo que a simple vista se observa, y es que ha logrado demostrar una vez más que los derechos humanos no han sido entendidos realmente, sino que por el contrario se han instrumentalizado, el talante que se utilizó deja claro que nos encontramos muy lejos de la dimensionalidad de los derechos humanos en su alcance material de aplicabilidad. Que estos, han dejado de ser interpretados de su nacimiento liberal y que han sido movidos al campo contra hegemónico del mundo occidental.

Este espacio, refuta y denuncia los actos contra convencionales en su “utilización”, ejemplo de ello resulta en la modificación al alcance y fundamentación para el establecimiento de los límites a los derechos de libertad de expresión y manifestación, enmarcados y surgidos a raíz de los eventos nazis realizados por Adolfo Hitler, desde antes de su llegada al poder, estos discursos de señalamientos específicos animaban a culpabilizar de manera subjetiva a grupos sociales claramente identificados como causa y razón de los malestares nacionales, así entonces se tenía la justificación para promover prejuicios, degradar la dignidad humana, intimidar hasta llegar a incitar actos violentos contra personas por su pertenencia racial, género, edad, colectivo étnico, nacionalidad, religión, orientación sexual, identidad de género, situación discapacitante, lengua, opiniones políticas, estatus económico, apariencia y cualquier otro elemento fenotípico.

Uno de tantos de estos fue el dictado el 18 de febrero de 1937, Hitler afirmó:

 “Si admito que hay de uno a dos millones de homosexuales eso significa que un 7 u 8% de los hombres son homosexuales. Y si la situación no cambia, significa que nuestro pueblo será infectado por esta enfermedad contagiosa. A largo plazo, ningún pueblo podría resistir a tal perturbación de su vida y su equilibrio sexual... Un pueblo de raza noble que tiene muy pocos niños posee un billete para el más allá: no tendrá ninguna importancia dentro de cincuenta o cien años, y dentro de doscientos o quinientos años estará muerto. La homosexualidad hace encallar todo rendimiento, destruye todo sistema basado en el rendimiento. Y a esto se añade el hecho de que un homosexual es un hombre radicalmente enfermo en el plano psíquico. Es débil y se muestra flojo en todos los casos decisivos... Nosotros debemos comprender que si este vicio continuo expandiéndose en Alemania sin que lo combatamos, será el final de Alemania, el fin del mundo germánico…”[1].

Es así, como con un discurso comienza el odio y la persecución a la población homosexual, que fueron desde actos de violencia pública por la sociedad alemana nazi y sus simpatizantes hasta la reclusión en campos de exterminio, pasando por todo tipo de persecución policíaca; ya posteriormente al redactarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nunca se menciona en la cláusula de discriminación el motivado por orientación sexual e identidad de género; es más en ninguno de sus borradores de proyecto a la redacción de la DUDH lo hace, lo que lleva nuevamente a ocultar los hechos perpetrados contra la población homosexual durante el Holocausto, sino hasta que sobrevivientes del mismo como el fallecido Rudolf Brazda en 2011, reconocido como el último de ellos por Klaus Wowereit, entonces alcalde de Berlín en 2008[2], quien narrara de viva voz los horrores en los campos de concentración de quienes eran identificados con un triángulo rosa invertido.

La construcción de los instrumentos internacionales de protección a los derechos humanos comenzaron con esta misma inercia, así la Convención de Naciones Unidas sobre la Eliminación de toda Forma de Discriminación Racial (ICERD), solamente hizo referencia a la discriminación motivada por raza, sin embargo este contiene una definición pétrea en su Artículo 4: “Los Estados implementarán medidas para declarar delitos punibles “toda forma de distribución de ideas basadas en la superioridad racial o la intolerancia, la incitación a la discriminación racial o la violencia por motivos de pertenencia a una raza, origen étnico.” y declaren ilegales aquellas organizaciones que inciten o promuevan la discriminación racial. El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (UNCERD) vigilará la implementación de esta convención”.

Lo anterior a justificación de la aplicación del principio de interpretación evolutiva, la cual establece: “que los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales, con el objetivo de intentar capturar la evolución y el estado actual de reconocimiento jurídico, político y social de un derecho en especial. Junto al principio pro persona, el cual identifica la protección eficaz de la persona de la manera más amplia y posible en su alcance de conformidad con  la naturaleza de la norma”[3].

Es, que se puede entender apegado al principio de interpretación evolutiva que los Estados implementarán medidas para declarar delitos punibles toda forma de distribución de ideas basadas en la intolerancia, junto al principio pro persona que dicha intolerancia sea a cualquier persona que pertenezca a un grupo socialmente minoritario y vulnerable ante la generalidades de la mayoría, esto como primera cláusula de requerimiento y,

Como segunda, la incitación a la discriminación o la violencia por motivos de pertenencia, nuevamente el principio de interpretación evolutiva no solamente por razón de raza sino a cualquier grupo socialmente vulnerable, junto al principio pro persona en el reconocimiento del derecho que dé cobijo en casos de orientación sexual e identidad de género en específico y,

Que declaren ilegales aquellas organizaciones que inciten o promuevan la discriminación o la intolerancia contra grupos socialmente vulnerables y más desprotegidos, ya que estos actos tienen el mismo efecto para cualquier tipo de discurso que tenga como fin establecer discriminaciones y desigualdades; quienes sufren por incitación pública de violencia contra ellas, las amenazas e insultos públicos, distribución pública de fotografías, imágenes o cualquier material que contengan expresiones contra los derechos de grupos en situación de vulnerabilidad, dirigir grupos estructurales organizados que propaguen e inciten al detrimento de la dignidad humana.

Y que llevándolo al ámbito nacional, bajo el mandato del artículo 1° Constitucional en concordancia con los controles de convencionalidad realizados es posible hacerlo de conformidad a los controles de constitucionalidad, lo que cobra mayor fuerza para ambas interpretaciones.

Por tanto, a raíz de la manifestación llamada: “Marcha de los niños”, convocada por “Jalisco es uno por los niños”, llevada a cabo en esta entidad federativa, con una concurrencia aproximada de 37 mil personas – conforme a datos de UEPCBJ- integrada por 230 organizaciones[4]; se dio expreso en diferentes medios públicos un supuesto debate al respecto, incluso personajes que dicen defender los derechos humanos, señalaron como abono a la libertad de expresión y de manifestación, fundamentada su perorata en que esto enriquece el debate público al respecto del tema. Hasta llegaron a decir “la chocante manifestación”, en tono de “sangrona”, pero aprobándole de facto.

En esta protesta se dejaron ver carteles con los lemas: “Exigimos Padre y Madre para los niños”, “No al matrimonio homosexual”, “La verdadera familia (con imágenes de mujer, hombre y 3 hijos)”, “Sí a la vida desde la fecundación hasta la muerte natural” en medio de consignas como: “Familia unida jamás será vencida”, “Hasta los animales se reproducen en macho y hembra”, “Dios hizo Adán y a Eva, no Adán y a Esteban”, “ hombre y mujer familia deben ser”, “Sí mamá y papá”, “Los niños tienen derecho a papá y mamá”. Incluso Luis Antonio Martínez Guzmán identificado como vocero y representante jurídico de “Jalisco es un por los niños” señaló que “No es una marcha antigay, no es una marcha en contra del matrimonio gay sino es una marcha a favor del matrimonio entre una mujer y un hombre, del derecho de los papás a educar a sus hijos, a favor del derecho de los hijos de tener un papá y una mamá y a favor del derecho de la vida desde fecundación hasta la muerte natural”, en entrevista para Animal Político[5].

Que en adhesión a la interpretación de los principios de interpretación evolutiva y pro persona respecto a la Convención de Naciones Unidas sobre la Eliminación de toda Forma de Discriminación Racial (ICERD) al amparo de su artículo 4°, tanto la marcha como su discurso fomentan la discriminación, los prejuicios, y la violencia, comprometiendo la seguridad e integridad personal de quienes integran la población Lésbica, Gay, Bisexual, Travestí, Transgénero, Transexual e Intersexual.

Lo cual se puede constatar de facto cuando un señor se acercó, no queda claro sí a un grupo de personas LGBTTTI  o al medio de comunicación para decirles “¿Cómo se les dice a los maricones? Pues maricones (…) No es etiqueta, si ellos qué son, así se les tiene que decir, Maricones, volteados o qué les dices[6]”, datos según Milenio, este es el ejemplo del comienzo de cuando el discurso de odio se convierte y transforma en ataques verbales, lo siguiente es un desencadenamiento de hechos que van desde vulnerar el acceso al derecho del matrimonio y adopción igualitaria hasta una serie de eventos físicos agresivos que resulten en crímenes de odio por homofobia.

Incluso en redes sociales, se llega a decir que existe un discurso de odio a los heterosexuales, este tipo de manifestaciones centra el debate nuevamente en lo observable, ya que hasta el momento no se tiene precedente de un asesinato o ejecución porque una persona sea heterosexual, o se le haya negado alguna oportunidad laboral por ser heterosexual, pero que superando este fundamento válido, los derechos humanos se enfrentan a un razonamiento retorcido que tiene como finalidad crear a los victimarios como víctimas, contrario a la re-victimización estos crean un estatus de “victimones” para distorsionar profundamente los derechos humanos.

Sí como dicen algunas voces, en teoría pro derechos humanos, las manifestaciones contra el derecho de matrimonio y adopción es socialmente válida y abona al debate público, pues entonces estos mismos validarían las manifestaciones pro nazis o del kukusklan, incluso del Estado Islámico, en aras de enriquecer el debate público.

Entender la magnitud de esto, de conformidad con los derechos humanos, es comprender la dimensión de los discursos social y jurídicamente protegidos, los cuales denuncian abusos de poder, accesos a la justicia y a derechos, contra aquellos discursos que pretenden continuar conservando la intolerancia, la desigualdad y la exclusión.

Por la conquista de todos nuestros derechos

Rodolfo Vitela Melgar