viernes, 9 de octubre de 2020

El negacionismo y borrado violadores de los derechos humanos, instrumentos de los mecanismos del odio, para la destrucción de la identidad y el libre desarrollo de las personas.

 A últimas fechas los movimientos de ultraderecha en el mundo, se han venido organizando y conglomerando en torno a un frente consolidado para aniquilar los movimientos contra hegemónicos feministas y sexo divergentes, conformado por las diferentes corrientes tradicionalistas que la integran, estas que son de índole e inspiración religiosas, conservadoras de las usanzas impositivas y violentas, desde donde se orquestan los ataques a los pensamientos críticos, quienes han denunciado y desafiado cada uno de sus privilegios, argumentos, postulados, posiciones y creencias limitantes dejando expuestas sus debilidades, sus pifias, sus paradojas, pero sobre todo, su centro neural: el sistema de poder centrado en la dominación e injusticia de la desigualdad por el género, liderado por los llamados hombres enteros, así como, a sus producciones sociales y culturales.

 

 El golpe se ha focalizado en “denunciar” a la mal llamada "ideología de género" la cual han definido como: “un sistema anticientífico que sostiene que las diferencias entre el hombre y la mujer -a pesar de las obvias diferencias anatómicas y biológicas-, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas “construcciones culturales y convencionales”, hechas según los roles y estereotipos (UNO).

 


Así la aplicación de la degradación, como método tradicional de la heterosexualidad normativa, para despojar y quitar la cualidad de digno o valiosa para la humanidad, es aplicada a las Teorías por medio de interpretarles como una “anticiencia”, a modo de un engañoso giro lingüístico, ante el empleo de la auto-proyección, y es que la ultraderecha siempre ha recurrido, a la mentira, al embuste, a la estafa, a las noticias falsas, al engaño, a los hechos no sucedidos, interpretación maliciosa y maniquea de la realidad, buscando retorcer los hechos a su conveniencia, para ser llevados al campo de las suposiciones de los pensamientos mágicos religiosos, a disposición de sus prejuicios, sus mitos y manías como criterios universales validadores para descalificar e infundir miedo, temor y terror.

 

Esta acción de auto-proyección conocida como “de espejo”, es la perorata que se erige como primer ariete para la embestida conservadora, y así como es un arma anquilosada, útil para los tiempos líquidos que corren, no son suficientes para acallar las nuevas y desafiantes corrientes críticas, como la Teoría Queer y sus diferentes desdoblamientos.

 

En este sentido, el borrado como mecanismo del odio, se traza desde su ideología (supremacista), a partir de la apropiación o mejor dicho “inapropiación”, nuevamente desde un mal giro lingüístico de la homofobia, inventando la heterofóbia como polarización conceptual, más nunca material, interpretándole como el odio contra los heterosexuales, mientras que desde los estudios de la Teoría Jota Mexicana, es interpretada como el profundo miedo a las personas heterosexuales por el acosos y violencia sufrida cotidiana e históricamente por personas homosexuales de manera permanente, constante y sostenida con efectos directos que impactan al libre desarrollo de la personas, violencia que alcanza a los derechos humanos.

 

Otro ataque de odio a nivel ideológico de la colonización de los términos para el borrado, es establecer el “día del orgullo del hombre”, frente al “Día del Orgullo LGBTI”, así como, el “día del hombre” frente al “día internacional de la mujer”. Todas estas batallas ganadas para el reconocimiento de las existencias de otras identidades así como de las denuncias por la violencia machista, por medio de los movimientos sociales que luchan contra la discriminación, la violencia, la desigualdad, los estigmas y estereotipos, son ahora atacados desde sus antítesis.

 

El borrado tiene como finalidad  nulificar los avances y reconocimiento, no solo en el acceso a los derechos humanos de las personas por su orientación sexual, identidad y expresiones de género, sino de eliminar el reconocimiento de las identidades, tanto individuales y colectivas, que han sido históricamente violentadas, perseguidas, atacadas y exterminadas. Esta guerra que se declara hacia finales de los últimos años de la primera década del siglo XXI.

 

Mientras que el negacionismo, que viene acompañando al borrado, afirma, sostiene y dice que la violencia por orientación sexual, identidad y expresión de género no heterosexual no es verdad, que no existe el odio por homofobia o no es como se afirma o se cree o piensa. Acto de negacionismo actualmente es lo que ocurre en Polonia, al declarar zonas libres de homosexuales, o en el caso de Chechenia que afirman también la inexistencia de homosexuales ya que existen las matanzas de honor. Incluyendo posiciones tan ridículas como han sido el reclamo de ministros de culto del “secuestro” o “apropiación” del arcoíris por el movimiento gay. El más reciente borrador se ha orquestado en torno al llamado “pin parental” para que la educación sexual y reproductiva, la difusión y promoción los derechos humanos y, los análisis y estudios críticos de la Teoría de Género y las Teorías sexo-divergentes, no lleguen a las aulas.

 

 

Así también, el negacionismo a nivel cotidiano reclama que el humor a costa de la mofa, burla y ridiculización de las personas homosexuales es inocente y carece de valor social para el incremento del odio, sin tener el más mínimo sentido de la empatía por el dolor causado; otro acto negacionista del día a día son el uso de los términos como “puto” en los partidos de futbol dentro de los estadios o bares, o en canciones, ya que minimizan este acto homofóbico, argumentando que no se basan en razón a la orientación sexual, sino a un mero costumbrismo lúdico, sin llegar a comprender que es la razón del odio lo que refuerzan, negando una y otra vez que esto sea en deterioro de la dignidad humana.  

 


 

El ataque se ha centrado entonces, en degradar la Teoría de Género y las teorías sexo-divergentes a una ideología anticientífica de índole filosófico, fundada en propagar mentirosamente, que dichas teorías provienen de pensamientos distorsionados de la realidad, de suponer criterios de mentes enfermas, traumatizadas e incompletas, produciendo solamente mitos y delirios.

 

Mismos que prejuiciosamente aplican con mayor severidad a la Teoría Queer, quien parte del abandono y denuncia crítica de las categorías sexo y género, interpretada como parte del binarismo constructivista del machismo heterosexual normado para la construcción de nuevas identidades, así como de las interpretación de los análisis de las diferentes corrientes de las Teóricas Mariconas Latinoamericanas; para el caso mexicano la Teoría Jota Mexicana, quien estudia y analiza las producciones mexicanas sexo divergentes, que surgen y se inauguran a partir de los trabajos de Carlos Monsiváis, al interpretar y nombrar bajo el contextos nacional de los divergentes sexuales el joteo o la inversión del habla macha, que han intentado también colonizar y replicar por heterosexuales para su borrado.

 

El camino a seguir es denunciar puntualmente las apariciones de estos ataques colectivos de la cultura del odio, desde su narrativa e ideología, y desmontar sus armas “ideologizantes” encontrando donde radica el prejuicio, el mito, el estigma y estereotipo que golpean la dignidad humana, y exponerlos en torno a los derechos humanos.

 

Por la conquista de nuestros derechos

Rodolfo Vitela Melgar

Ciudadano libre

 

 UNO, P. (s.f.). PORTAL UNO. Recuperado el 08 de OCTUBRE de 2020, de http://www.portalunoargentina.com.ar/contenidosver.asp?id=28282&cat=Genero

 


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