sábado, 15 de junio de 2013

ALERTA DE VIOLENCIA DE GÉNERO REHÉN DEL SISTEMA HETEROPATRIARCAL…

Uno de los aspectos más importantes de los derechos humanos son las acciones de no repetición, las cuales tienen una doble dimensionalidad del alcance; siendo la primera, evidenciar el problema estructural de la ocurrencia del fenómeno y la relación motivo-fundamento de un sistema socio-cultural y, por otro lado, prevenir que hechos violatorios no vuelvan a suceder en el presente y futuro. Estas herramientas deben ser implementadas por los Estados partes de las Convenciones de manera transversal, es decir jurídico-legislativo y administrativo, este último acompañado de una serie de políticas públicas encaminadas a materializar la efectividad de los derechos.
Por lo anterior, el objetivo se encuentra con una dualidad de origen: una pragmática y otra dogmática, ambas en un relación de tensión dialogante para no caer en sus polos equidistantes desvirtuando la figura; de esta forma el objetivo pragmático refiere a la ejecución de las acciones afirmativas para controlar, detener y erradicar la violencia que sufren los derechos humanos y, la segunda el objetivo dogmático en relación al cumplimiento del control de convencionalidad, es decir que las acciones afirmativas no se alejen de los resultados que busca defender la convención aplicable.
En este sentido, las diferentes convenciones tienden a defender derechos humanos emanados de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, atendiendo la especificidad encontramos generalmente dos mecanismos uno universal y otro regional, para el caso de la violencia que sufren las mujeres por cuestiones de género tenemos la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (conocida por sus siglas en inglés CEDAW) y el regional para el caso de México, la Convención Interamericana para Prevenir,  Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, conocida como  "Convención De Belem Do Para".
La continuidad a la armonización legislativa para la aplicabilidad en el ámbito interno en nuestro país se logra a partir de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en la que establece claramente el instrumento para los casos de Violencia Feminicida definiéndola en su artículo 21 como “la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres”, el instrumento que dota la normatividad para encarar la violencia feminicida es por medio de la Alerta de Violencia de Género como “el conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad”.
Sobre el particular hemos tenido ya varios intentos por comenzar con el procedimiento de la alerta, para las entidades federativas de: Guanajuato, Estado de México, Nuevo León, Hidalgo y Morelos; sin embargo las que anteceden a la última no han resultado, y es que sea como fuere y haya sido la votación, para la procedencia de investigación de la alerta, refleja solamente una triste realidad, y es que los mecanismo de adelanto para las mujeres vienen a defender a sus gobernadores, mecanismos presididos generalmente por mujeres. ¿A que se quiere llegar con esto?, que son precisamente las mismas mujeres que condenan a sus congéneres a continuar viviendo en la violencia y en algunos casos en el exterminio de las mismas, ya que el hecho de ser mujeres no garantiza que crean y porten consigo mismas el discurso de género emancipatorio del patriarcado, sino que por el contrario replican los patrones heteropatriarcales de protección al macho alfa de lo que consideran su manada, y que sociabilizado es una conducta estereotipada de la defensa del hombre a cualquier precio prevaleciendo la virilidad del mismo, la protección al interés hegemónico del cuerpo y reputación del hombre como espacio público que personaliza al Estado.
Este hecho perturbador, genera que el objetivo de la alerta como política pública quede nulificada de tal manera que no se cumple con  garantizar la seguridad de las mujeres, el cese de la violencia en su contra y eliminar las desigualdades producidas por una legislación que agravia sus derechos humanos, sino que por el contrario perpetua la conducta misógina y la refuerza, porque mientras se van y se sientan horas en las sesiones del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Eliminar la Violencia contra las Mujeres para que se vote en negativa la Alerta de Violencia de Género, más mujeres siguen sufriendo el aniquilamiento.
Peor aún, la violencia feminicida se torna más aterradora, frente a la desaparición de miles de mujeres, para luego ser asesinadas, y no solamente eso sino que post mortem el sistema forense la sigue dejando en el olvido de sus refrigeradores, de sus gavetas, sin dejar que se les reconozcan, ya que como parte del fenómeno, considera el cuerpo de la mujer un espacio público de menor valía, tan de menor valía que ni siquiera es digna de ser reconocida después del homicidio. Esto al parecer de las integrantes del Sistema Nacional ya mencionado, no tiene valor; hoy ese sistema se encuentra presidido lamentablemente por una mujer que carece del discurso de género necesario para defender la vida y los derechos humanos de las mujeres, es Lorena Cruz quien fuera la titular del mecanismo de avance del Estado de México que defendió al entonces gobernador Peña Nieto para no proceder la alerta de género en ese estado, y que ahora es premiada por su hazaña como presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, en ella se encuentra ahora la decisión de las alertas de género, que recordando aquel proverbio añejo expresa lo que hoy se siente en ese Sistema, “la iglesia en manos de Lutero”.
Sin embargo, los tiempos ya rebasados de una política pública efectiva han queda atrás, es tiempo de mover la estructura a un control de convencionalidad por parte de instancias internacionales, ya que sin duda seguirá sin pasar ninguna alerta y las mujeres seguirán pagando con su sangre los sueldos de las funcionarias quienes dicen proteger la dignidad de las mismas, sin fe en la misma Ley.
C.L. RODOLFO VITELA MELGAR
POR LA CONQUISTA DE TODOS NUESTROS DERECHOS


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