lunes, 24 de noviembre de 2008

Tradición travesti en un pueblo indígena

Celebración gay que data de hace cientos de años en México
Los muxes, descendientes de la etnia zapoteca, son ampliamente respetados en el sureño poblado de Juchitán, Jalisco, en donde el baile y la cerveza no pueden faltar en esta legendaria celebración.

Pedro Martínez da los últimos toques a su atuendo, tradicional de las mujeres zapotecas del sur de México, agregando flores a su colorido tocado, poniéndose un fondo de encaje bajo una falda bordada y colgándose un llamativo collar de monedas de oro.
“Cuando me visto así, mi papá dice: ‘Oh Pedro, te ves como tu mamá cuando era joven’”, comenta Martínez, de 28 años, mientras pega pestañas postizas a sus párpados frente al espejo.
Martínez pasó poco más de dos horas en el salón de belleza del que es propietario para arreglar su peinado, en los preparativos finales para el festival este fin de semana de los “muxes”, indígenas gay y travestis de Juchitán, que ya se han ganado cierto respeto en la sociedad machista de México.
Los muxes (que se pronuncia “mushes”), una mayoría descendientes de la etnia Zapoteca, son ampliamente respetados en el sureño poblado, en donde el baile y el desfile que corona a la reina travesti y celebra la cosecha, se han realizado sin falta anualmente en los últimos 33 años.
Antropólogos aseguran que la tradición gay entre la población indígena de México data de hace cientos de años, pero ha cobrado más fuerza en décadas recientes debido a los movimientos de orgullo y tolerancia.
Varias docenas de muxes reciben gustosos la bendición del sacerdote católico en una celebración especial, antes de unirse al resto de los travestis que vienen de fuera en una estridente fiesta el sábado en la noche.
Algunos muxes usan la vestimenta tradicional y muchos otros optan por largos y elegantes vestidos con tacones altos.
La fiesta, en la que fluyen ríos de cerveza, se extiende hasta el domingo en un desfile a lo largo del pueblo.
Algunos de los muxes, palabra zapoteca que se deriva del español “mujer”, se visten de mujer todo el año, mientras que otros gays lo hacen solo para festejar la fiesta anual.
La zona alrededor de Juchitán, un pueblo apacible cerca de la costa del Pacífico, tiene un historial con mujeres jugando un rol protagónico en la vida pública.
“La leyenda aquí es que las mamás piden un hijo homosexual para que en su vejez les pueda cuidar”, dijo Sergio Santamaría, un director de teatro de 56 años, mientras come sopa de iguana y tamales de maíz dulce, un desayuno típico.

Dioses bisexuales

La población nativa de América con género indefinido era considerada inteligente y talentosa, dijo Rosemary Joyce, una profesora de antropología en la Universidad de Berkeley, en California.
“Eran vistos como poseedores de una especie de poder espiritual por ser más como sus antepasados, que tenían que cumplir con el rol de madre y padre a la vez, y como las divinidades que podrían haber sido bisexuales”, dijo Joyce.


Los antropólogos han encontrado evidencia de identidades con mezcla de géneros en toda Mesoamérica, como el maíz maya y los dioses lunares que son ambos masculinos y femeninos.

La conquista española del siglo XVI y la Iglesia Católica arrasaron con mucha de esa tolerancia.

“El poder de colonización era muy estricto en cuanto al sexo.

“Llegaron y rápidamente suprimieron todas estas prácticas, que no quiere decir que se fueron, sólo que se ocultaron”, dijo Joyce.

Mientras que los homosexuales tienen ya muchos años siendo tolerados en Juchitán, solo recientemente los muxes se sintieron lo suficientemente seguros para aparecer vestidos e incluso se han sumado a causas como educación sobre el sida, ya que la región tiene una de las tasas más elevadas de HIV del estado de Oaxaca.

“Siempre han existido los muxes pero antes solo llevaban guayabera con un toque femenino, como botones de oro. Los travestis son de la nueva generación”, dijo Santamaría.

- Claves

Se fortalece

• Los antropólogos dicen que la tradición se ha ido fortaleciendo a través de los años debido al apoyo recibido en el movimiento del orgullo gay.

• Esta celebración es muy similar a una procesión, ya que los muxes reciben la bendición de un sacerdote católico para después unirse a los demás travestis que esperan a las afueras de la iglesia.

• Algunos de ellos se visten de mujer todo el año, mientras que otros, hombres que son gays, sólo lo hacen una vez al año para festejar esta celebración jalisciense.

Juchitán • Mica Rosenberg / Reuters
http://impreso.milenio.com/node/8500549

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