jueves, 17 de septiembre de 2009

BARBARIE AMARILLA EN TLÁHUAC: SEGUNDA CARTA AL SR. EBRAD

“EL SEÑOR DE LA EQUIDAD”
En abril de este año, a propósito de la invasión que hizo al ejido de San Francisco Tlaltenco donde hubo robo de parcelas y 18 detenidos le envié una carta que circuló en la internet unos meses. Ahí le preguntaba, entro otras cosas: “¿Sabe?


El no informar tiene aquí una estrecha vinculación con lo que no se nos consultó en su proyecto de modernización de la delegación de Tláhuac. Usted me argumentará que si se hizo una consulta. Tres cuestiones de forma y de fondo: ¿Le recuerdo las preguntas? O ¿Su “democracia” y lo permisible de participación es sólo ir a votar, sin opinar? ¿Por qué no consultó a los diversos grupos sociales para saber qué tipo de desarrollo deseamos? ¿Porque solo consultó a los Francisco Villas Amarillos, sus hambrientos paramilitares contra los pueblos originarios?

Ahora que hay dos muertos por un terreno que se pretendía invadir le envío esta segunda carta donde le relataré muchas cosas que nunca imagino iban a ser restregadas al PRD en “la ciudad de la equidad”. Los pobladores en rebeldía de San Francisco Tlaltenco realizamos una asamblea informativa el sábado. Ahí un compañero en pleno informó lo siguiente: “Los pachos villas intentaron invadir un terreno en Tempiluli. Agredieron fuertemente a la dueña y a uno de sus hijos”. Todos los presentes sentimos escalofríos. Por mi mente pasaron recuerdos de un grupo de cinco personas que a puntapiés me corretearon después de ser señalado por una “bondadosa” mujer.en la calle Donceles cuando Gilberto Ensástiga dio su informe en la Asamblea Legislativa. Eran panchos villas, como conocemos a los del Frente Popular Francisco Villa, hienas que intentaron callar mi voz pero que un poblador de Zapotitlán me quitó de encima.

El lunes 14 de septiembre por la tarde me avisaron que habían asesinado al hijo de la señora que había tenido el intento de invasión en su terreno. Alguien me contó que había puesto un féretro en la entrada de la delegación. Al día siguiente que fui ahí estaba. Atrás de él, custodiándolo cientos de granaderos, estaban las puertas de la delegación cerradas y varios funcionarios a hurtadillas entraban y salían. Lo fuerte ya había pasado: los forcejeos para ponerlo, la consigna de cancelar el grito de independencia por un grito de dolor, el gritarle al delegado: “asesino”. Junto al féretro estaban coronas y veladoras encendidas en las escaleras. Rostros de pobladores de Tláhuac, Tlaltenco y Zapotitlán con los dientes apretados y hablando con voz baja: “tenemos que unirnos”. Éramos cientos. En la noche una persona informaba con altavoz en mano cada media hora los acontecimientos. Una persona refrendó un rosario mientras la lluvia nos recordaba que estamos de luto. Hubo un grito, el otro grito, que más o menos dijo” Vivan los pueblos originarios y sus colonias, viva la defensa de nuestro territorio, viva… muera Marcelo Ebrad, muera Ensástiga… asesinos… asesinos… justicia… justicia....

Así es “Señor de la Equidad”, lo que le gritaron a Diaz Ordaz, Luis Echeverría ahora se los gritan a ustedes los del PRD. Enhorabuena! Al otro día cerca de 1500 acompañamos el cortejo fúnebre. Tristísimo verlo recorrer medio pueblo y verlo entrar a la iglesia de Tlàhuac, San Pedrito llora la muerte de un hijo valiente pensé y no detuve las lagrimas cuando escuche un coro cantar: “entre tus manos está mi vida… Entre tus manos...”

El ataúd con el compañero fue llevado a la puerta de la delegación. Los familiares nos agradecieron a los presentes nuestra asistencia y que no tomáramos fotos y más explícitos rogaron: Mi hermano era una persona sana, el gobierno quiere enlodar su nombre, no se dejen engañar… gritos de asesinos y justicia retumbaron en la explanada abarrotada. Se oyeron a hurtadillas: ni un voto más al PRD. Lee usted bien “señor de la equidad” “Ni un voto más al PRD! Llegamos al panteón. Cientos de policías, granaderos y Fuerzas de tareas merodean la zona. No me tranquiliza que traen uniforme azul y que eso los identifica. Pero más me aterra que ahora, como el PRI y el PRD en Chiapas con Paz y Justicia y los Chunchulines los mismos pobladores de la zona, los panchos villas, sus paramilitares, están más cerca y hambrientos de lo que imaginamos.

¡Justicia Señor de la equidad!

¡Detenga la omisión de su administración ante los actos de sus paramilitares!

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