Nacional
Sergio Sarmiento
A la cárcel
"Si el movimiento antiaborto pusiera una décima parte de la energía que dedica a sus ruidosas protestas a mejorar las vidas de los niños que han nacido en la pobreza, la violencia y el abandono, el mundo brillaría".Michael J. Tucker
¿Y de qué va a servir mantener el aborto como un crimen? Hemos tenido leyes durante décadas en los códigos penales que castigan el aborto. Si las preservamos o si las aplicamos con más ahínco, ¿vamos en verdad a ayudar a que haya un menor número de abortos en México? Claro que no. A lo mucho ayudaremos a llenar las prisiones de mujeres que hayan cometido los delitos de pobreza, ignorancia, descuido o amor. ¿Queremos llenar las cárceles a tal grado de estas mujeres que ya no haya espacio para los secuestradores y los homicidas?Entiendo la angustia de muchos de quienes de buena fe se oponen a la despenalización del aborto.
Comparto la angustia de quienes desean acabar con esta práctica. Cada aborto es una historia de tragedia, de desesperanza.
Pero ni los panistas ni los jerarcas de la Iglesia Católica que hoy protestan por la despenalización están ofreciendo una sola medida para disminuir el número de abortos. Amenazar con cárcel a una mujer, eso lo sabemos, no la disuade de recurrir a esta práctica.¿Hace cuánto tiempo hemos tenido leyes que castigan el aborto? ¿Ha evitado eso que las mujeres recurran a los abortos? Las mujeres no terminan un embarazo simplemente porque se les antoja. Lo hacen porque se les cierra el mundo, porque no tienen otra opción. No hay nada que les duela más que un aborto.Cuando una mujer decide abortar está tan desesperada que no hay amenaza de cárcel que la persuada de otra cosa. A todo lo largo y lo ancho de la República el aborto está prohibido, pero miles de abortos tienen lugar cada mes. Si realmente queremos disminuir el número de abortos, o eliminarlos completamente, debemos tomar otro camino.Ante este argumento, es muy común que se responda que no castigar el aborto porque éste se sigue practicando es tanto como no prohibir el homicidio porque sigue habiendo asesinatos. Pero la diferencia es que mientras que la única esperanza de reducir los homicidios es mandando una señal clara a los homicidas de que sus crímenes no quedarán impunes, el posible castigo no es algo que realmente pese en la cabeza de quienes recurren al aborto. En cambio sí hay factores sobre los cuales la sociedad y el gobierno pueden influir para reducir el número de abortos.
Es indignante, sin embargo, que esos panistas y jerarcas de la Iglesia Católica, que hoy se muestran enfurecidos ante la iniciativa de ley que despenalizaría el aborto en el Distrito Federal, no han hecho nada durante décadas para impedir o siquiera reducir los abortos en la sociedad mexicana. Nunca se han preocupado, en particular, por promover una mayor y mejor instrucción sexual entre las niñas. No se han enterado de que este tipo de instrucción es la mejor prevención contra los embarazos indeseados de las adolescentes y el aborto.Si realmente quisieran evitar los abortos, los panistas y jerarcas habrían utilizado todos los esfuerzos, todos los recursos que hoy emplean contra la despenalización, para promover el uso de anticonceptivos que evitaran los embarazos no deseados. De la misma manera, podrían haber promovido programas de apoyo a las mujeres preñadas de escasos recursos. Pero no. A las mujeres que enfrentan la angustia de quedar embarazadas sin quererlo y sin poder mantener a sus hijos, les han cerrado las puertas.
A esas buenas conciencias católicas que hoy se escandalizan ante la posibilidad de despenalizar el aborto, yo les pregunto: ¿alguna vez han ayudado a una mujer embarazada y sin recursos?
Bien saben los panistas que en lugar de defender una ley ineficaz y poco ética que amenaza con cárcel a las mujeres pudieron negociar una nueva legislación que realmente redujera el número de abortos. Sus rivales en la Asamblea Legislativa habrían aceptado, quizá, una propuesta que mantuviera la penalización formal del aborto, con el fin de mandar un mensaje de que la sociedad sigue considerando la práctica como algo negativo, pero eliminando completamente el castigo de cárcel. A cambio de eso, pudieron haber aprobado programas públicos de educación sexual y de distribución de anticonceptivos. Esta estrategia sí habría resultado en una disminución significativa del número de abortos.
El hecho de que ni los panistas ni la Iglesia Católica hayan buscado negociar un acuerdo como éste revela su hipocresía en el tema. Su propósito no es realmente evitar abortos en la sociedad mexicana sino meter a la cárcel al mayor número posible de mujeres cuyo delito es haber quedado embarazadas sin tener posibilidades de dar a sus hijos una vida digna. Qué poco cristiano el afán de estos políticos y estos jerarcas católicos que no se interesan por combatir el aborto sino por castigar a las mujeres por su supuesta debilidad moral.
Elecciones en Francia El derechista Nicolas Sarkozy hizo buenos los pronósticos y concluyó en primer lugar la primera vuelta de las elecciones presidenciales, con una cómoda ventaja de casi 6 puntos porcentuales sobre la socialista Ségolène Royal, con quien contenderá en la segunda vuelta. La tasa de participación, según cifras preliminares, fue un sorprendente 85 por ciento. Ésta ha sido la elección francesa con menor abstención en la historia del país.
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Fecha de publicación: 23-Abr-2007
lunes, 23 de abril de 2007
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