lunes, 7 de diciembre de 2009

Diez legisladores mintieron. Rosario

TOLVANERA
Diez legisladores mintieron

Roberto Zamarripa
7 Dic. 09

A César Nava le preguntan por el alimento más popular de los mexicanos. El presidente del partido en el gobierno lo piensa como si fuera la decisión más grande de su vida y dice que las enchiladas. Su respuesta no es la más popular pero sí la más complaciente.

De eso se trata. De espetar lo que el rating pida no lo que la nación les demande. El próximo juramento de asunción del cargo no será en el Congreso sino en un reality show.

Un puñado de legisladores acudió al programa de concursos de la televisión 100 mexicanos dijieron, conducido por el cómico Adrián Uribe en su papel de Vítor, un chofer de microbús. En ese programa los concursantes son retados a decir respuestas populares, no necesariamente ciertas, sobre las percepciones de los mexicanos ante cualquier asunto de intrascendencia nacional.

Beatriz Paredes y Josefina Vázquez Mota, junto con Nava, encabezaron al equipo de los diputados mientras que Gustavo Madero, el petista Ricardo Monreal y Arturo Escobar, estaban del lado de los senadores. Habitualmente en ese tipo de programas acuden artistas. Pero ahora los políticos participaron en un programa especial a propósito del Teletón. Con sus respuestas acertadas los legisladores ganaban dinero que terminaría como apoyo de la recolecta millonaria por los discapacitados.

¿Filantropía o expiación a todo color? Previamente, Nava y Josefina donaron el ahorro del dinero de su bancada, unos dos millones de pesos, a la causa del Teletón. El Partido Verde dio un millón de pesos, lo que el senador Escobar transporta en efectivo dentro de sus maletas cuando viaja para apoyar elecciones.

Los dos millones de pesos que donó la bancada panista es 33 veces menor a los ingresos que obtuvieron entre septiembre y diciembre los 143 legisladores que la integran. Dicho de otro modo, con el ingreso de cuatro diputados panistas reunirían esos dos millones de "ahorro".

La divisa de los panistas es otra. La senadora María Teresa Ortuño ya lo dijo cuando osó comparar el desastre del presupuesto con la discapacidad.

"(El presupuesto) es como un niño que nos nació con discapacidad y bastante feíto. No me pidan que les diga que es hermoso, que es maravilloso; para nada".

Qué bueno que donen pero antes que eso, está su obligación de legislar en favor de los discapacitados, incrementar recursos para las dependencias públicas que atienden a estos grupos desfavorecidos, fortalecer el área de Educación Especial en la SEP, reordenar el sistema de seguridad social para dar prioridad a la población discapacitada.

El Teletón reunió 443 millones de pesos. Es poquito menos que el presupuesto anual del DIF para sus programas de discapacidad. O dicho de otra manera, con cuatro teletones alcanza para construir el nuevo edificio del Senado cuyo costo será de más de mil 700 millones de pesos. ¿Por qué no donaron el nuevo edificio del Senado?

Los políticos pierden las proporciones. Son víctimas de la nueva máxima: quien no se arrodilla no sale en la tele.

La actividad de los políticos corre hacia terrenos de lo efímero, de lo pragmático, de lo superficial y hasta de lo ridículo. Ajena a doctrinas políticas, a principios o a programas con metas específicas, la política partidista se define al día con el movimiento de los dígitos de la encuesta. Y si un día "la opinión pública" amaneció iracunda por una inyección de aceite de coche a una cantante que casi le causa la muerte, el legislador promoverá un control legal de los cirujanos plásticos.

Es la forma de capotear el desprestigio de la política. La competencia entre los políticos no es por el mejor gobierno sino por el mejor spot. Es difícil construir una imagen de buen político en medio del pantano del desprestigio de la actividad. Por eso el político apuesta a distinguirse de su par con obras de beneficencia o de expiación. Es corrupto pero se mocha.

Los políticos -alcaldes, gobernadores, presidentes, legisladores- piden prestadas las imágenes; alquilan las famas para que les sean transferidas las buenas vibras. Se hacen una "limpia" con la fama contigua.

Quizás ésa sea una de las razones por las que se casan con artistas -además del amor, desde luego. Y si el político no puede dar la cara, afilian a Patylu.

Antes que legislar y promover un mejor presupuesto para los grupos vulnerables, prefieren decir tonterías en la televisión. Qué buena onda de legisladores. Eso sí, qué caro salen los patiños a la ciudadanía.


tolvanera06@yahoo.com.mx
http://www.reforma.com/editoriales/nacional/531/1060338/


JAQUE MATE
Rosario

Sergio Sarmiento
7 Dic. 09

"Dignidad es lo que queda cuando has perdido todo lo demás".
Anónimo


Rosario cumplió 17 años el 1ro de noviembre, pero parece mucho más joven. Su rostro es fino y delicado. Su cuerpo diminuto. Sus piernas cuelgan del cuerpo como dos pequeños e inservibles apéndices.

Chayito, como la llaman todos, ha sufrido como nadie las consecuencias de la irresponsabilidad y la insensibilidad que son ley en nuestro país. Hace 12 años, cuando tenía cinco, quiso atravesar la calle para entrar a la escuela en Ciudad Neza. Un autobús de pasajeros, de esos que la gente llama "chimecos", la atropelló.

El chofer, me dice, Rosario, venía jugando carreras. Cuando se dio cuenta de lo que había ocurrido, hizo lo que los concesionarios le han pedido siempre a los conductores. Remátala. Es más barato un muerto que los gastos de hospital. Tres veces hizo pasar el autobús sobre Chayito. Después, cuando no pudo huir, le ofreció al padre, a quien vio humilde, mil pesos para que no lo denunciara. El papá de Rosario rechazó la oferta.

Chayito perdió la vista durante varias semanas como consecuencia de un golpe a la cabeza, pero al final la recuperó. El uso de las piernas, sin embargo, lo perdió para siempre. El daño a la columna vertebral la dejó paralizada de la cintura para abajo. Todavía hoy llora cuando recuerda los hechos, que narra como si hubieran ocurrido ayer.

Los años desde entonces han sido solitarios. Rosario ha permanecido la mayor parte del tiempo en confinamiento en una cama y entre cuatro paredes. Si bien sus padres le dieron cariño y apoyo, que es algo que no siempre ocurre en estos casos, tenían que trabajar y dejarla sola. Sus hermanas iban a la escuela. A ella no se le permitió siquiera ingresar a la primaria. Las maestras decían que no la podían tener porque les daría miedo a los demás niños. Así, Rosario aprendió a moverse y alimentarse por sí sola; incluso a cambiarse el inevitable pañal.

Una silla de ruedas era un lujo impensable para una familia tan pobre. Pero además, las calles de tierra y sin aceras del barrio en que vivían, eran intransitables para una silla. La soledad era la compañera constante de Rosario. Las niñas de su edad estaban en la escuela. Pero además, cuando algunas llegaban a jugar, porque así se lo pedían sus madres, se quejaban de que Rosario era muy aburrida porque no podía caminar o correr.

Conozco la historia de Chayito en el Teletón. Converso con ella en una entrevista de radio. Me sorprende la claridad y la sabiduría de sus palabras. Es difícil pensar que esta pequeña, que parece mucho más joven que sus 17 años, nunca haya asistido a la escuela.

En el CRIT de Ciudad Neza Rosario ha aprendido a manejar una silla de ruedas y ha alcanzado más independencia. Pero es poco lo que un centro de rehabilitación puede ofrecerle. Sus piernas nunca volverán a caminar.

Rosario acude al CRIT una vez al mes. La visita es una fiesta para la que se acicala en especial. Ese día al mes tiene la oportunidad de departir con otros niños y jóvenes con problemas similares o distintos. Es un día en que no está sola. En que sabe que no es la única diferente. Pero una vez al mes es... sólo una vez al mes.

Rosario es un ejemplo del costo que tiene para todos, pero especialmente para los más pobres, la cultura de la irresponsabilidad, una cultura que los gobiernos, dedicados a tantas otras cosas, han permitido que se perpetúe porque sólo afecta a unos cuantos.



NO AL RECORTE

Por 44 votos contra 33, el pleno del Senado rechazó el jueves 3 de diciembre la extinción de las secretarías de Turismo, Función Pública y Reforma Agraria. El ahorro no es significativo, dijeron. El costo de las tres es de sólo 10,379.5 millones de pesos en un año. Es poco para los senadores, pero sería suficiente para dar 519 pesos a cada uno de los 20 millones de mexicanos en pobreza extrema o para multiplicar por cuatro los fondos para personas con discapacidad. ¿Y dónde estaban, me pregunto, los 51 senadores que no votaron?


www.sergiosarmiento.com
http://www.reforma.com/editoriales/nacional/531/1060335
/

No hay comentarios.: