Aborto ¿problema moral o de salud pública?

Aborto, ¿problema moral o de salud pública?
Opinión Gustavo Ortiz Millán

En días recientes, muchos políticos que apoyan la despenalización del aborto han repetido que el aborto no es un problema moral, sino de salud pública. Tal vez dicen eso temiendo que, si se ve como un problema moral, entonces le estarán dando argumentos a quienes están en contra de la despenalización, cuya posición tiene un fundamento básicamente religioso.
Esto sólo revela una concepción muy estrecha de la moral, pero ésta no tiene por qué verse como teóricamente dependiente de la religión (aunque puede ser que históricamente lo sea). Por supuesto que el aborto es un problema de salud pública, pero, por lo mismo, es un problema moral, y hay argumentos morales a favor de la despenalización del aborto que no tienen un origen religioso.

Hay por lo menos dos líneas de argumentación que podemos aducir.

La primera es en términos de las consecuencias que la penalización del aborto tiene para la mujer que querría abortar, para la criatura y para la sociedad en general.
a) Es un hecho que se realizan muchos abortos ilegales en nuestro país. La actual legislación obliga a muchas mujeres a recurrir a abortos clandestinos y, en muchos casos, con riesgo de su salud y de su vida, dadas las condiciones insalubres y sin ninguna regulación en que se realizan.Según el Consejo Nacional de Población, se calcula en 220 mil el número de abortos inducidos o espontáneos por año. Organizaciones internacionales y ONGs calculan que ocurren entre 500 mil y 1 millón 700 mil abortos al año en México. El aborto inducido representa la tercera causa más importante de las muertes maternas en México. Cabe hacer notar que la despenalización del aborto en EU en 1973 eliminó completamente los abortos clandestinos y el número de muertes maternas por esa causa.
b) Muchas mujeres que no abortan, posteriormente se deshacen del hijo -los pepenadores saben cuántos bebés muertos pueden encontrarse en la basura-. A fin de cuentas, la penalización del aborto afecta principalmente a mujeres pobres que no tienen los recursos suficientes para mantener a un hijo, no lo desean y procuran deshacerse de él.
c) Nos dicen los conservadores que las mujeres que no deseen al hijo lo pueden dar en adopción. Esta opción seguramente creará problemas a nivel psicológico en la madre (cualquier persona que vea telenovelas lo sabe), y puede acarrear problemas de identidad e integración para la criatura. Además, en EU la adopción ha demostrado no ser una verdadera solución al problema del aborto. Los niños disponibles en adopción son más frecuentemente negros e hispanos, y las personas que tienen los medios económicos para adoptar son blancos que prefieren niños blancos. Esto crea un número muy grande de niños sin adoptar, que a la larga van a tener problemas para integrarse a la sociedad.
No quiero hablar aquí de los costos sociales y económicos que la penalización del aborto conlleva, costos que no significan nada si consideramos el número de muertes por abortos clandestinos en México.

Sólo quiero apuntar a la ceguera moral que para una sociedad significa condenar a sus mujeres, orillándolas a exponer sus vidas en abortos clandestinos.

La penalización no impide que se sigan realizando abortos en México, lo único que causa es la muerte de mujeres, en su mayoría pobres, que se ven obligadas a recurrir a abortos clandestinos. La penalización del aborto sí implica optar por la muerte, como dicen los conservadores, pero implica optar por la muerte estas mujeres. Esto es moralmente condenable. ¿Por qué preferir, bajo el lema de proteger la vida de miembros "potenciales" de la sociedad, sacrificar la vida de sus miembros activos y dañar con ello la estructura de familias y relaciones personales ya existentes?

La segunda línea de argumentación moral a favor de la despenalización del aborto es en términos de los derechos reproductivos de la mujer.

Penalizar el aborto significa no reconocer que las mujeres tienen derechos sobre su propio cuerpo, a decidir cuándo y cuántos hijos quieren tener, y a decidir su propio plan de vida y realizarlo. Estos son derechos morales inviolables que tienen las mujeres, falta que la ley los reconozca. No hay otro caso en que la ley requiera a un individuo sacrificar su libertad, su autodeterminación, su integridad corporal y su vida futura en la manera en la que el actual Código Penal lo hace cuando penaliza el aborto.Se nos dice que estos derechos de las mujeres entran en colisión con los "derechos" de la "persona en potencia" que es el embrión. Lo razonable es que los derechos de la persona actual (la mujer con todos sus derechos consagrados por el orden jurídico) deban prevalecer. * Investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
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Fecha de publicación: 2007-04-20