viernes, 20 de julio de 2007

Urge tipificar crímenes de odio por homofobia y misoginia

Por Adriana Rodríguez González


México, DF, 16 julio 07 (CIMAC).- A 15 años del asesinato de Francisco Estrada Valle, activista en pro de los derechos sexuales, el periodista Fernando del Collado presentó el libro Homofobia. Odio, Crimen y Justicia 1995-2005, el cual evidencia cómo en México más del 80 por ciento de los crímenes contra homosexuales están archivados en el olvido y siguen en total impunidad, y plantea que desde las propias procuradurías existe negligencia y prejuicio de las autoridades en el momento de investigar.

“Se cumplen 15 años de total impunidad, estos 15 años son también el reflejo de un nivel altísimo de asesinatos contra homosexuales”, fueron las primeras palabras del autor, quien con indignación comenzó a soltar cifras sobre dichos homicidios.

El escritor dio a conocer que la Comisión Ciudadana Contra los Crímenes de Odio por Homofobia (CCCCOH) tiene un registro de 3 homosexuales asesinados al mes en el país. De los casi 400 crímenes, desde el 95 al 2005, el 98 por ciento siguen impunes.

Indicó que uno de los objetivos de su investigación es debatir junto con organizaciones civiles que discuten el tema desde hace cinco años, para que se logre tipificar el crimen por odio, tal como ocurre en Estados Unidos.

Por su parte, la abogada Bárbara Yllán afirmó que la tipificación como delito de los crímenes de odio por homofobia permitiría ordenar y sistematizar datos relevantes para sancionar y castigar a quienes los cometan, aunado a que contribuiría a mejorar el funcionamiento de las instituciones de procuración y administración de justicia.

La también ex subprocuradora de Atención a Víctimas del Delito y Servicios a la Comunidad de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), indicó que la sociedad mexicana está lejos de tener un eficaz sistema de justicia, pues los tribunales existentes no son de justicia sino de derecho, lo que limita el combate a los crímenes de odio por homofobia y misoginia.

Bárbara Yllán, agregó que, de acuerdo con el Federal Bureau of Investigation -organismo que en 1996 brindó cursos de capacitación a personal de la PGJDF-, los crímenes de odio están motivados por la homofobia, la misoginia y el racismo, de los cuales los de homosexuales y mujeres destacan por ser los más impactantes.

“La idea que impera en las instituciones de procuración de justicia respecto a que se trata de crímenes pasionales debe modificarse porque la pasión no mata y el odio sí. Además, se culpabiliza a la víctima y con ello se genera negligencia de las autoridades reforzada por la falta de mecanismos idóneos para la investigación. No sé si es negligencia, falta de preparación, simulación o intención de no aclararlos por considerarlos insulsos”, externó.

Calificó como lamentable que en la reforma del Estado no se incluya a los crímenes de odio, pues en los últimos años se han registrado “malas integraciones de investigación”.

Mencionó los casos de la indígena Ernestina Ascencio, muerta en la región de Zongolica, Veracruz, luego de un presunto ataque sexual perpetrado por militares, y el de las trabajadoras sexuales de la localidad de Castaños, Coahuila, quienes fueron violadas por elementos del Ejército Mexicano. “Hay muchas contradicciones, se perdieron evidencias importantes que hacen imposible el aumento de la sanción”.

Ante un numeroso auditorio, la ex subprocuradora se refirió a la necesidad de crear una serie de ordenamientos específicos para los crímenes por homofobia como la “alerta de género”, la cual se echaría a andar en zonas donde la actuación de las autoridades es deficiente y se registra una elevada cantidad de estos homicidios.

Yllán reveló que uno de los representantes de la procuraduría de Querétaro dijo que no había necesidad de tipificar el delito de violencia familiar, lo que refleja la intolerancia total de los mecanismos idóneos para la investigación, junto con la negligencia.

Indicó que debe analizarse la posibilidad de poner en marcha programas gubernamentales mediante los cuales el Estado se haga responsable de los funerales y de la búsqueda de los familiares de las víctimas, tal como sucede en otras partes del mundo.

DÉCADA DE CRÍMENES POR HOMOFOBIA

El libro documenta que en el Distrito Federal alrededor de 126 cadáveres de homosexuales asesinados de manera violenta encontrados en el Servicio Médico Forense (Semefo), 75 fueron reclamados por los familiares; el 10 por ciento fue identificado, pero no reconocidos, por lo que fueron a la fosa común.

La obra además registra datos de la investigación periodística del autor como el caso de Luis Fabián Espinosa Yánez, un chico de 18 años brutalmente asesinado en un hotel de la Ciudad de México el 15 de diciembre de 2001; el de Octavio, activista gay encontrado en el piso de su establecimiento, desangrado por múltiples heridas con un arma punzo cortante; y de El Sádico, multihomicida que secuestró y dio muerte a por lo menos cuatro jóvenes.

Del Collado manifestó que “el alto índice de asesinatos no podría entenderse sin el contexto homofóbico en el cual se han desarrollado. Hay homofobia en todos los niveles de sociedad, en todas las estructuras. Rechazo, miedo al que nos es diferente. Hay homofobia en las escuelas, en los trabajos, en los medios de comunicación y, esto es lo más vergonzante, en todos los púlpitos de las iglesias, en el discurso sistematizado profundamente machista de nuestros dirigentes y líderes políticos”.

Compartió que la idea de empezar la investigación surgió a raíz de que se diera a conocer una cifra alarmante de asesinatos en el cambio de gobierno de Ernesto Zedillo, por lo que decidió acudir a las 31 procuradurías de la República para solicitar que se le permitiera leer los expedientes, sin embargo en ninguna tuvo respuesta.

Una de las primeras reflexiones de Alejandro Brito, director del suplemento Letra S, tras la lectura del libro fue que “si las cifras expuestas de 387 homosexuales asesinados en diez años y el cruento relato de los hechos provocan alarma y horror, el descubrir que se comparte con los victimarios algunos de los prejuicios, estigmas y estereotipos puede ocasionar una sensación de perturbadora incomodidad”.

“¿No compartimos a caso con El Sádico la idea de que los homosexuales son un mal ejemplo para nuestros niños; que son unos exhibicionistas por que ya los vemos besuqueándose en el metro y en las calles; que son unos provocadores porque a la primera oportunidad ya se están ofreciendo, molestando y acosando a los que son hombres de verdad?”, se preguntó.

Finalmente, sostuvo que los delitos contra personas que sostienen relaciones amorosas con alguien del mismo sexo constituyen una clase de violencia que se dirige a la identidad de la persona, por lo cual demandan una respuesta institucional distinta.

Urge que se reconozca esta figura de crimen de odio para elaborar respuestas apropiadas. En primer lugar necesitamos documentar este tipo de crímenes para conocer las dimensiones y las características del problema y poder enfrentar fatídicas consecuencias. En esta dirección, el libro de Fernando del Collado nos revela la importancia de lograr el acceso a los expedientes judiciales y también muestra la importancia de la participación comunitaria en el esclarecimiento de los crímenes”, concluyó.

Mirka Negroni, especialista en derechos sexuales y reproductivos, manifestó que en su experiencia como coordinadora en Latinoamérica en la Comisión Internacional de Derecho Humanos para Gays y Lesbianas, no hay aún solución en muchos países porque es un problema que requiere una respuesta cultural, un cambio en la forma de pensar a través de las generaciones.

07/ARG/GG/CV

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