El día de hoy, un buen compañero del partido, Luis Tamés, me hizo favor de regalarme un folleto titulado "Súmate al Acuerdo Nacional por la igualdad y contra la Discriminación", editado por la CONAPRED (Consejo Nacional para prevenir la discriminación). Comencé a leerlo y encontré un verdadero tesoro. Procederé a compartir el contenido de dicho folleto, de la misma forma en que lo hemos venido haciendo con nuestra Plataforma Política para el Distrito Federal.
En esta entrega, les presento la introducción:
"México enfrenta serios problemas sociales. La pobeza, la desigualdad y la marginación siguen afectando la vida de amplios sectores de la población. Una situación de este tipo resulta inaceptable en una época en que se están haciendo grandes esfuerzos por construir una sociedad justa y democrática, la cual no tendrá posibilidades de consolidarse si no se emprenden acciones vigorosas y contundentes para lograr la eliminación de una gran cantidad de barreras que impiden tanto el ejercicio cabal de los derechos fundamentales de las personas, como su acceso a los medios necesarios para desarrollar plenamente sus capacidades e incorporarse en condiciones equitativas a las distintas esferas de la vida social.
"No estamos ante un problema menor. Es preocupante que en el México del siglo XXI sigan tan extendidas las práctcas discriminatorias, las cuales causan un grave daño a la dignidad humana negando o limitando derechos, libertades y oportunidades a personas y grupos sociales. La discriminación viola los derechos humanos -pilares insustituibles de cualquier sociedad democrática- y constituye un elemento intrínseco de la lógica de la dominación, puesto que prolonga la estigmatización de grupos sociales, conductas particulares y concepciones del mundo, cancelando en los hechos las garantías legales de las que todos deberíamos gozar. Incurren, pues, en conductas discriminatorias no sólo quienes de manera arbitraria restringen o niegan a una persona el ejercicio de sus derechos, sino también aquellos que difunden ideas, teorías o símbolos que expresan y justifican la superioridad de tal o cual grupo o que incitan al desprecio, al odio y a acciones persecutorias y violentas contra cierta persona o comunidad.
"Si bien es cierto que la discriminación es una forma de trato diferenciado que se nutre del desprecio hacia individuos o grupos, también lo es que no todo trato diferenciado es discriminatorio, ya que en ocasiones permite crear las condiciones para que haya igualdad real de oportunidades, haciendo posible la reparación del daño provocado por la discriminación a lo largo de la historia.
"Por lo dicho, la lucha contra la discriminación es de gran importancia, ya que ayuda a contrarrestar las profundas desigualdades que padece nuestro país y con ello revierte la fragmentación del tejido social. También es un factor clave para alcanzar una ciudadanía plena en la medida que promueve el ejercicio de derechos y libertades; recordemos que una sociedad que se precie de ser democrática no puede admitir la existencia de ciudadanos de diferentes categorías.
"Conforme vayan perdiendo terreno las acciones discriminatorias, se crearán condiciones más favorables para elevar la calidad de vida, pues de ese modo habrá para todos un acceso equitativo a las oportunidades de desarrollo y superación. En ese sentido, oponerse a la discriminación implica no perder de vista la dimensión del problema de la pobreza ni la manera en que ésta, y la negación de derechos y oportunidades, confluyen en la vida diaria de un sinnúmero de personas.
"La lucha contra la discriminación significa un impulso al desarrollo humano y la promoción de una convivencia respetuosa basada en el reconocimiento de la diversidad social, política y cultural. Sólo así podrá comenzar a revertirse la exclusión que padecen tantos y tantos mexicanos, que no son vistos meramente como personas diferentes, sino como seres inferiores o individuos que repsentan una menaza o un peligro, y por ello están sujetos cotidinamente al desprecio de los demás o a acciones de carácter más agresivo.
"La construcción de relaciones sociales igualitarias, en las que el respeto y la tolerancia ocupen un lugar de primer orden, implica por supuesto un largo y arduo proceso de educación social a través del cual se generen nuestros valores, actitudes y comportamientos. Se trata, pues, de una reofrma social y cultural con un profundo sentido ético, es decir, que antepone a todo la dignidad humana".
Fuente: "Súmate al Acuerdo Nacional por la igualdad y contra la Discrminación". CONAPRED. Mayo de 2006.
En esta entrega, les presento la introducción:
"México enfrenta serios problemas sociales. La pobeza, la desigualdad y la marginación siguen afectando la vida de amplios sectores de la población. Una situación de este tipo resulta inaceptable en una época en que se están haciendo grandes esfuerzos por construir una sociedad justa y democrática, la cual no tendrá posibilidades de consolidarse si no se emprenden acciones vigorosas y contundentes para lograr la eliminación de una gran cantidad de barreras que impiden tanto el ejercicio cabal de los derechos fundamentales de las personas, como su acceso a los medios necesarios para desarrollar plenamente sus capacidades e incorporarse en condiciones equitativas a las distintas esferas de la vida social.
"No estamos ante un problema menor. Es preocupante que en el México del siglo XXI sigan tan extendidas las práctcas discriminatorias, las cuales causan un grave daño a la dignidad humana negando o limitando derechos, libertades y oportunidades a personas y grupos sociales. La discriminación viola los derechos humanos -pilares insustituibles de cualquier sociedad democrática- y constituye un elemento intrínseco de la lógica de la dominación, puesto que prolonga la estigmatización de grupos sociales, conductas particulares y concepciones del mundo, cancelando en los hechos las garantías legales de las que todos deberíamos gozar. Incurren, pues, en conductas discriminatorias no sólo quienes de manera arbitraria restringen o niegan a una persona el ejercicio de sus derechos, sino también aquellos que difunden ideas, teorías o símbolos que expresan y justifican la superioridad de tal o cual grupo o que incitan al desprecio, al odio y a acciones persecutorias y violentas contra cierta persona o comunidad.
"Si bien es cierto que la discriminación es una forma de trato diferenciado que se nutre del desprecio hacia individuos o grupos, también lo es que no todo trato diferenciado es discriminatorio, ya que en ocasiones permite crear las condiciones para que haya igualdad real de oportunidades, haciendo posible la reparación del daño provocado por la discriminación a lo largo de la historia.
"Por lo dicho, la lucha contra la discriminación es de gran importancia, ya que ayuda a contrarrestar las profundas desigualdades que padece nuestro país y con ello revierte la fragmentación del tejido social. También es un factor clave para alcanzar una ciudadanía plena en la medida que promueve el ejercicio de derechos y libertades; recordemos que una sociedad que se precie de ser democrática no puede admitir la existencia de ciudadanos de diferentes categorías.
"Conforme vayan perdiendo terreno las acciones discriminatorias, se crearán condiciones más favorables para elevar la calidad de vida, pues de ese modo habrá para todos un acceso equitativo a las oportunidades de desarrollo y superación. En ese sentido, oponerse a la discriminación implica no perder de vista la dimensión del problema de la pobreza ni la manera en que ésta, y la negación de derechos y oportunidades, confluyen en la vida diaria de un sinnúmero de personas.
"La lucha contra la discriminación significa un impulso al desarrollo humano y la promoción de una convivencia respetuosa basada en el reconocimiento de la diversidad social, política y cultural. Sólo así podrá comenzar a revertirse la exclusión que padecen tantos y tantos mexicanos, que no son vistos meramente como personas diferentes, sino como seres inferiores o individuos que repsentan una menaza o un peligro, y por ello están sujetos cotidinamente al desprecio de los demás o a acciones de carácter más agresivo.
"La construcción de relaciones sociales igualitarias, en las que el respeto y la tolerancia ocupen un lugar de primer orden, implica por supuesto un largo y arduo proceso de educación social a través del cual se generen nuestros valores, actitudes y comportamientos. Se trata, pues, de una reofrma social y cultural con un profundo sentido ético, es decir, que antepone a todo la dignidad humana".
Fuente: "Súmate al Acuerdo Nacional por la igualdad y contra la Discrminación". CONAPRED. Mayo de 2006.
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