lunes, 19 de mayo de 2008

Lo importante es tener claridad

Por la equidad de género
Raúl Pino Navarrete (*)

De las incontables formas de discriminación que el ser humano ha inventado, una de las que más indigna es la discriminación a la mujer.

Nadie puede negar que por siglos la mujer ha sido víctima de una pretendida desvalorización total y aunque ha habido muchos avances, la discriminación continúa.México por mucho no ha sido la excepción, a pesar del mandamiento del artículo cuarto constitucional que establece la igualdad absoluta de ambos géneros, las mujeres son golpeadas impunemente de manera cotidiana, son sometidas a violencia psicológica, les son negados trabajos, sobre todo cuando están en riesgo de posible embarazo o cuando tienen hijos, e incluso se establecen remuneraciones diferenciadas según el género.Qué decir de la prostitución de menores, de las violaciones sexuales, los acosos por parte de patrones y superiores y de otras formas de discriminación de género.
Sin embargo, la lucha contra la discriminación a la mujer no debe ser considerada nunca como una lucha de mujeres contra hombres ni viceversa, sino una guerra entre dos mentalidades, dos culturas y dos formas de considerar al ser humano.
La equidad entre los géneros no significa que los hombres y las mujeres son idénticos —nadie en su sano juicio podría afirmarlo— sino que tienen el mismo valor, la misma dignidad, los mismos derechos y la misma capacidad para desempeñar la inmensa mayoría de las tareas. Implica desde luego el reconocimiento de la superioridad femenina en incontables campos de acción, muchos de ellos en áreas laborales, así como en maravillarnos del milagro de sus capacidades, como es el caso de la maternidad.No obstante lo anterior, es imposible valorar la equidad o desigualdad de género por el número de mujeres que hay en determinados puestos políticos o directivos en los gobiernos, empresas u organizaciones. Esta es una visión sumamente limitada y sesgada. Para ello tendríamos que considerar cada proceso de selección y la manera específica como se llegó a determinadas circunstancias, de acuerdo con el número de aspirantes y conforme a las capacidades de los mismos. Igualdad de género quiere decir precisamente hacer caso omiso al sexo de las y los aspirantes y atender únicamente a las capacidades en cada caso.Resulta pues un sofisma en el que se cae con frecuencia afirmar que equidad de género es poner determinado número de mujeres y de hombres en cargos específicos, pues esto es precisamente lo contrario a la equidad.
Insisto, equidad de género significa no tener en cuenta el sexo de una persona al momento de asignarle cualquier encargo, sino justamente considerar sólo su idoneidad para el mismo. Es que nadie diga que le negaron algo por el hecho de ser mujer o ser hombre. Por tanto, el número de hombres y mujeres en determinados cargos puede ser un indicador o una variable más en el conjunto de circunstancias que hay que tener en cuenta para determinar una posible discriminación.
Debemos seguir en una lucha sin cuartel contra la discriminación femenina, empezando por la educación familiar, y hay que seguir trabajando para que haya una absoluta equidad de género y para que cualquier forma de discriminación sea algún día tema del pasado.
— Mérida, Yucatán.
rapn18@hotmail.com ———— *) Consejero del Instituto Esta- tal de Acceso a la Información Pública
http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=11$2900000000$3822194&f=20080519

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