viernes, 20 de marzo de 2009

Narra un padre cómo durante 3 años imploró para que la secta que controla Casitas del Sur le devolviera a sus hijos

Luciano Franco
“¡Devuélvanme a mis hijos…!”, fue el reclamo, la súplica, que durante tres años imploró un padre cuyos dos pequeños permanecieron recluidos, prácticamente secuestrados, en Casitas del Sur, organización controlada por la secta denominada Iglesia Cristiana Restaurada.La desgarradora historia que narra para Crónica Óscar “N”, da cuenta de cómo Casitas del Sur retiene en su poder de manera ilegal a los niños, cómo los esconde, manipula y adoctrina, y cómo las autoridades locales de justicia “sospechosamente no mueven un dedo” para liberar a los niños que tienen la desdicha de caer en manos de dicha organización.Hace 36 largos meses, Óscar “N” enfrentó severas dificultades maritales que llevaron la relación a una ruptura definitiva, debido a que su entonces esposa, Olivia “N”, “se involucró demasiado” en la Iglesia Cristiana Restaurada, al grado que atendía más a los pastores de dicha secta que a su propio hogar.Uno de los motivos de esas pugnas de pareja era la constante referencia de Olivia acerca de que “debía golpear a los hijos cuando así lo ameritara la situación”, de acuerdo con los pastores de aquella iglesia, quienes sostenían que ese mandato estaba escrito en la Biblia.Harta de los pleitos interminables con Óscar, Olivia decide irse de casa sin despedirse, pero se lleva a sus hijos de entre 11 y 13 años de edad, en ese entonces.Al cabo de unos días, un familiar, que también asistía a esa iglesia, le informa al padre que los niños se encontraban en un albergue de Casitas del Sur localizado por la zona de Ixtapaluca, Estado de México.Óscar acude al sitio y le confirman que sus hijos se encuentran ahí. El personal administrativo, sin embargo, le notifica que no le serán entregados porque Casitas del Sur cuenta con una carta firmada de su propia esposa, quien, efectivamente, al irse de su hogar, e instigada por los pastores de la Iglesia Cristiana Restaurada, decide dejarlos en aquel sitio.Ante la negativa siquiera para poder ver a sus hijos, Óscar acude a levantar una denuncia ante las instancias investigadoras en esa región mexiquense, pero al cabo de dos o tres días éstas “no han movido un dedo” para rescatar a los pequeños.El atribulado padre retorna al albergue y se encuentra con que sus hijos ya no están ahí. Fueron trasladados, junto con otros niños, a un lugar diferente sin consentimiento de nadie. En medio de sus propias indagatorias, Óscar descubre que en esa misma localidad hay otro albergue manejado por la Iglesia Cristiana Restaurada, donde han sido llevados sus pequeños.Después de algunas semanas de insistir en ver a sus hijos, le permiten hablar con uno de ellos, quien de entrada le manifiesta que desea, junto con su hermano, permanecer en el albergue.Pero en la misma plática, Óscar hace reflexionar a su hijo y éste clama por salir de aquel sitio e ir, al lado de su hermano, a casa con su padre. El pastor, presente en la charla familiar, dice a Óscar que vuelva en un par de días para entregar a los niños, pero cuando esto ocurre los pequeños han sido de nueva cuenta trasladados a un lugar diferente.Meses más tarde, al fin la esposa –quien ha sido persuadida por los pastores de detener los intentos de su marido para recuperar a los niños– decide notificarle dónde se encuentran éstos.Tiempo después Óscar habrá de enterarse que su hijo había sido predispuesto a acusar a su propio padre de “delitos sexuales” en su contra, si insistía en llevarse a él y a su hermano.Desatado públicamente el escándalo de Casitas del Sur y su vínculo íntimo con la Iglesia Cristiana Restaurada, luego de la desaparición de Ilse Michel y al menos otros 23 niños, y tras las menguadas investigaciones de las procuradurías locales, particularmente la del Distrito Federal, así como de la Secretaría de Gobernación, por fin Olivia decide, no sin antes enfrentar serios problemas, sacar a sus hijos del nuevo albergue al que habían sido llevados.Hace apenas unos días, y luego de tres devastadores años de alejamiento obligatorio, ambos pequeños se encuentran bajo la custodia de su padre. Un padre que, con todos los pesares, puede narrar una historia, su propia historia, con un final feliz, lo que lamentablemente no todos quienes han caído en las garras de la Iglesia Cristiana Restaurada y de Casitas del Sur pueden hacer.
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=421426

Rechaza Mancera desatención al caso de Ilse
Notimex
El titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Miguel Ángel Mancera Espinosa, rechazó que se haya desatendido la búsqueda de la menor Ilse Michel, desaparecida del albergue Casitas del Sur, como lo denunció su madre, Mayra Azucena Martínez Estrada.En entrevista tras poner en marcha del programa Expoprocuraduría en la delegación Azcapotzalco, afirmó que hay avances en las investigaciones, y reiteró que existe una alerta portuaria emitida por la autoridad federal para impedir que Ilse y los otros seis niños desaparecidos de Casitas del Sur sean sacados del país."Se trata de una alerta para que no se permita la salida de ningún menor con las características de la niña (Ilse Michel), y ya difundimos su fotografía", subrayó. Respecto de los señalamientos de la madre de la menor sobre que en la oficina del procurador no le daban respuesta, Mancera dijo desconocer la manera en que los familiares de Ilse habían intentado comunicarse."Nosotros tenemos un teléfono abierto a la ciudadanía donde atendemos todos los casos, y ha habido un contacto personal entre la subprocuradora de Atención a Victimas (Dylcia Samantha García Espinosa) y la abuela de la niña Ilse Michel", comentó.El titular de la PGJDF reiteró que hay un "estrecho intercambio de información" sobre este caso entre su dependencia y la Procuraduría General de la Repúblicam (PGR), aunque aclaró que la averiguación continúa radicada en la procuraduría capitalina.En otro tema, indicó que la denuncia ciudadana es un elemento que forma parte de la inteligencia policial que permite detener a los probables responsables, y rechazó que sustituya las labores de investigación que realizan los cuerpos policiales, tanto federales como locales."El trabajo de inteligencia surge a partir de la denuncia, es decir, la denuncia no es todo; la denuncia sólo da el principio, porque a partir de ésta comienza el trabajo de inteligencia de la policía", explicó.Mancera Espinosa afirmó que para la PGJDF son importantes los "ojos y opinión de la ciudadanía", por lo que a través de sus áreas de participación ciudadana se instalarán buzones en los cuales se recabarán los datos que la población desee proporcionar, así como sus denuncias.
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=421606

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