viernes, 7 de marzo de 2008

Discriminación económica y dimensión de género

Gabriela Guerra
La Habana, 7 mar (PL) A las puertas de celebrarse por más de nueve décadas el Día Internacional de la Mujer, que reclama sus derechos económicos políticos y sociales, la pobreza mantiene aún dimensión de género.
Múltiples son los factores que contribuyen a intensificar la feminización de la pobreza, entre ellos las desigualdades en el reparto económico, en la distribución del trabajo no remunerado, en los recursos y el control de estos.
Se incluyen también el acceso al capital, a los mercados laborales y las prácticas sociales tradicionales que perjudican a ese sector social.
Sin embargo, 165 países han ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de segregación de las féminas, o se han adherido a ella.
Las estadísticas en naciones europeas como España muestran que el elevado desempleo y la desigualdad salarial son los indicadores principales de la exclusión laboral, donde las más afectadas son las inmigrantes o las mujeres de mayor edad.
El hecho se refleja en todos los continentes, aunque en los países del tercer mundo tiene dimensiones inexploradas.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó en 2007 que la discriminación laboral sufrida por la mujer en la región de Asia-Pacífico cuesta 80 mil millones de dólares cada año, hecho que profundiza la violencia de género.
La Comisión Económica y Social de la ONU (CESAP) asegura que si la India aumentara la proporción de mujeres trabajadoras a los niveles de Estados Unidos, su Producto Interior Bruto crecería en al menos 19 mil millones de dólares.
América Latina y el Caribe, con una situación de desigualdad similar, celebraron en agosto de 2007 en Quito, Ecuador, la décima Conferencia Regional de la Mujer.
En la cita se planteó, entre objetivos ambiciosos, la búsqueda de nuevas políticas y programas de empleo de calidad y seguridad social, e incentivos económicos dirigidos a garantizar el trabajo decente remunerado a mujeres sin ingresos propios.
A pesar de ello, naciones como México están ubicadas por el Foro Mundial Económico en el lugar 75, de 115 países, en cuanto a equidad de género.
Un sondeo reciente de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo mexicana arrojó que sólo el 40,63 por ciento de las mujeres de 14 años en adelante son parte de la población económicamente activa, dato que para los hombres asciende al 78,30 por ciento.
Esta condición dista mucho de resolverse por cuanto muchas mujeres dependen aún de padres y maridos para su sobrevivencia y la de sus hijos.
¿Cómo pueden ejercer los instrumentos jurídicos a su alcance para defender sus derechos más básicos si eso implica una ruptura con el proveedor de los medios de subsistencia?
Tampoco las incorporadas a la actividad productiva están exentas en este conflicto. Su mercado laboral, notablemente contraído, propicia un traslado de las relaciones de dominación del hogar hacia la empresa bajo las formas de hostigamiento y acoso sexual.
El 8 de marzo se rinde homenaje internacional a un grupo de mujeres que en 1857 exigieron la igualdad salarial y una jornada laboral más justa en una fábrica textil de Nueva York.
Los últimos años unieron a más países al festejo y a la ratificación del protocolo de Derechos de la Mujer, acordado en Beijing en el 2000, durante la Convención para la eliminación de
todas estas formas de segregación.
Por otra parte, este 4 de marzo, el Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer dio a conocer la creación de una asociación para promover el avance de la mujer y el fin de la violencia en su contra.
Pese a la intensidad de las campañas por la igualdad de género y las estrategias para erradicar la creciente violencia, las representantes del llamado "sexo débil", salvo excepciones, siguen recibiendo malas noticias asociadas a su condición humana.
ggr/rcg
PL-16
http://www.prensalatina.com.mx/Article.asp?ID=%7B77554D75-CDBA-4490-BC89-ECBC4EBF60DD%7D&language=ES

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