jueves, 3 de abril de 2008

Condena justicia china a activista que luchó por enfermos sida

La condena anunciada hoy de tres años y medios de cárcel a Hu Jia, de 34 años, acusado de cargos de subversión, provocó una respuesta inmediata por parte de la embajada estadounidense.
Pekín, China.- Su nombre es conocido por el presidente estadoundiense, George W. Bush, y sin duda también por su homólogo chino, Hu Jintao, pero sólo hace unos años, el disidente chino más prominente era sólo un activista en gran parte desconocido que luchaba por los derechos de los enfermos de sida.
La condena anunciada hoy de tres años y medios de cárcel a Hu Jia, de 34 años, acusado de cargos de subversión, provocó una respuesta inmediata por parte de la embajada estadounidense.
La portavoz de la embajada estadounidense, Susan Stevenson, dijo que Hu “trabajó consistentemente con el sistema legal chino para proteger los derechos de ciudadanos” y que su activismo “debería ser aplaudido, no suprimido o castigado”, dijo Stevenson.
Un par de personas, que aseguraban que Hu les ayudó a presentar sus quejas, se encontraban entre más de 200 periodistas, seguidores y policías reunidos fuera de la corte para oír el veredicto de boca del abogado de Hu, Li Fangping, hoy jueves.
La corte dijo que Hu fue condenado por “intento de socavar los sistemas político estatal y socialista” mediante dos artículos online en los que criticaba posiciones políticas del gobernante Partido Comunista.
Hu fue juzgado el 18 de marzo en una audiencia que la organización defensora de los derechos humanos Human Rights in China, radicada en Estados Unidos, consideró una “vergüenza” y “parte de un patrón en marcha de persecuciones políticas”.
Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Unión Europea (UE) habían exigido a China su liberación. Hu fue detenido el 27 de diciembre, pero había pasado la mayor parte de los dos años anteriores bajo arresto domiciliario u otras formas de detención.
El activismo de Hu comenzó a finales de los 90, cuando el graduado en económicas cooluntariamente en proyectos medioambientales. En 2001, comenzó a ayudar a ciudadanos infectados con el virus del sida a través de proyectos de venta de sangre en la provincia central de Henan.
Su continuo apoyo a los derechos de la gente infectada con el virus del sida en China le valió la atención internacional y varios premios en reconocimiento de su labor. Gradualmente se convirtió en mucho más que un activista de derechos básicos y recopiló información sobre abusos y violaciones de derechos humanos en todo el país, publicando un ensayo online sobre la democracia en China.
Durante su arresto domiciliario, Hu utilizó su aislamiento forzoso para actuar como un puente entre los medios extranjeros y el creciente número de activistas defensores de los derechos en todo el país.
Recopiló información diariamente sobre casos de derechos humanos y otras cuestiones en China por teléfono e Internet. Este trabajo le ayudó a ganar junto a su mujer, la activista Zeng Jinyan, un premio especial en noviembre concedido por la organización Reporteros Sin Fronteras, radicada en París.
“Retenidos en su casa, los dos activistas, sin embargo, continuaron haciendo todo lo que podían para mantener al mundo informado con los efectos perjudiciales para la población china de los preparativos para los Juegos Olímpicos”, aseguró la organización mediática.
Hu y Zeng testificaron también telefónicamente en una sesión del Parlamento Europeo sobre derechos humanos en China en noviembre. “Espero que los Juegos Olímpicos conduzcan a mayores libertades”, dijo Hu a dpa poco antes de su arresto en diciembre, añadiendo que no era optimista con respecto a que se registraran grandes cambios antes del evento deportivo.
“Ya podemos ver del décimo séptimo congreso lo que harán durante los Juegos”, dijo en referencia a las redadas contra cientos de disidentes, activistas pro derechos humanos y denunciantes antes del congreso del gobernante Partido Comunista chino en octubre.
Hu y Zeng difundieron también un breve documento el año pasado sobre la vigilancia policial a la que se les sometía desde comienzos de 2006. “Una semana tras nuestra boda, Hu Jia fue puesto bajo arresto domiciliario por la policía de seguridad del estado y desapareció después de un mes… y no hubo noticias suyas durante 41 días”, contó Zeng al comienzo del film de 30 minutos “Prisoners of Freedom City” (Prisioneros de la Ciudad de la Libertad).
El título del documental refleja la vida restringida de la pareja en una ciudad moderna y conocida como BOBO Freedom City, una localización elegida por la ironía de su nombre.
Hu aseguró que fue detenido por la policía de seguridad estatal y llevado a un lugar secreto, donde estuvo detenido durante 41 días en febrero y marzo de 2006.
“Intentaron atar mis manos a la espalda, me empujaron al suelo (del coche) y pusieron una bolsa negra sobre mi cabeza”, explicó. “Fue justamente como un secuestro realizado por la mafia”.
La intimidación no evitó que Hu y el abogado Teng Biao enviaran conjuntamente una carta abierta a la comunidad internacional el pasado septiembre:
“Si vienes a los Juegos Olímpicos en Pekín verás rascacielos, calles espaciosas, estadios modernos y gente entusiasta”, dijeron Hu y Teng en la misiva. “Verás la verdad, pero no toda la verdad, pues sólo verás la punta del iceberg”, añadió. “No puedes saber que las flores, las sonrisas, la armonía y la prosperidad están construidas sobre una base de agravios, lágrimas, encarcelamientos, tortura y sangre”.
DPA
Notimex

http://www.milenio.com/index.php/2008/04/03/218789/

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