sábado, 24 de noviembre de 2007

Lo que no sabían del Instituto San Felipe: Alejandro Leyva Aguilar

Oaxaca de Juárez.- El Zumbido del Moscardón. A ustedes que tienen unos cincuenta años ¿no les suena el nombre de Hugo Gabriel Constantino García, o el del Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos o el de Adán Salvador Pérez o el de Carlos Eduardo Morales Ramírez?

¿Los conoce usted? Cada uno de ellos tiene una historia no tan santa como la de la madre Teresa de Calcuta, más bien se parecen a Camel Naciff.

De ellos se dice, salvo error de apreciación, que en sus francachelas y parafernalias en huatulco, en la época en que uno de ellos fue Secretario de Obras Públicas, incluían a algunos menores de edad.

Pareciera que a lo largo de los años pulieron la posibilidad de realizar actos aberrantes como el de la violación no de uno, sino por lo menos a dos niños del Instituto San Felipe, ese que dirige una cómplice llamada Yolanda, esposa de Hugo Gabriel Constantino.

Hace unos años, el Instituto San Felipe se vio envuelto en un escándalo similar. Una violación a un niño cuyos apellidos y nombres, escapan a mi memoria por razones obvias.

En aquella ocasión, el niño señaló como responsable de la violación a Hugo Gabriel Constantino García, pero quizá los medios económicos de la familia o bien la excelente asesoría jurídica del San Felipe, impidieron que Hugo Gabriel fuera a dar a la cárcel.

En su lugar ingresó un humilde jardinero que no tenía cómo poder pagar un buffete jurídico importante que le permitiera seguir gozando de su libertad. Le prometo que en algunas columnas más, hablaré de ese jardinero que está preso en Ixcotel por un delito que no cometió.

¿Está usted de acuerdo en que dos son multitud? ¿Y que una multitud puede ser una conspiración o una cofradía?

Pues ayer Evencio Nicolás Martínez Ramirez, el Procurador de Justicia del Estado, el que quedó en lugar de Lizbeth Caña Cadeza, dijo que en el asunto de la violación del niño, habían participado al menos tres personas, de las cuales, la más tonta, una profesora de nombre Magdalena García Soto, ya está presa.

Los otros dos presuntos responsables del delito de violación de un menor -4 años 4 meses tenía el inocente-, están prófugos de la justicia, con suficiente billete para largarse de Oaxaca y que no los encuentren nunca en ningún lado del mundo. Quizá en Sry Lanca, (el paraíso de los pederastas) puedan localizarlos.

Si el procurador de Justicia habló de tres presuntos responsables y si a eso le sumamos que no es la primera vez que sucede una violación en el Instituto San Felipe, entonces debemos de imaginar que lo que sucede ahí dentro, es una red de pederastia auspiciada por la propia escuela.

Ni es un asunto aislado, ni quién lo violó actuó solo; al contrario, contó con el apoyo de mucha gente, de muchos actores dentro y fuera de la propia escuela. La maestra era una comparsa de los dos profesores que violaban a mansalva a un ser inocente cuyo único pecado fue tener una madre que tuvo el dinero suficiente como para meterlo a estudiar a una escuela privada, pero privada de toda moral, de toda ética y de todo profesionalismo.

La directora, una señora de nombre Yolanda cuyos apellidos me los reservo por respeto a sus padres, contrario a todo raciocinio y a toda lógica femenina o por lo menos humana, en vez de meter a la cárcel a su marido que fue quién presuntamente violó al niño, le proporcionó los medios suficientes para irse de Oaxaca. Hoy su esposo es un prófugo de la Justicia, junto con el profesor de computación de nombre Ada Salvador Pérez.

Eso, posiblemente la haga cómplice, partícipe, implicada, coautora de los hechos que se han suscitado en el aberrante Instituto San Felipe cuyo registro, el Director del IEEPO Abel Trejo González ya dijo que es probable revocar.

¿Sabe usted cuánto ganaba, libres de polvo y paja la Señora Yolanda por concepto de Colegiaturas y demás servicios que presta la escuela a los alumnos?

La módica cantidad de 6 millones de pesos mensuales. Y eso dinero se supone que era para que atendieran a sus hijos con toda la capacidad pedagógica posible para hacerlos hombres de bien. Todo lo contrario ¿sabe usted para qué se usó el dinero de sus colegiaturas? Pues para proteger una violación de un bebé
.

¿Sabe qué le hubiese hecho este que escribe, al asqueroso sujeto que violó a mi hijo? ¿Qué hubiese hecho usted? ¿Qué debemos hacer como sociedad?

Es indiscutible que dentro del Instituto San Felipe sucede algo gravísimo, porque no solo fue una violación sino al menos dos documentadas. Hay un hombre inocente en la cárcel por un delito que no cometió, la dilación de la justicia fue de cuatro meses y el caso se tuvo que sacar a la luz pública para que pudiera haber por lo menos unos tres responsables.

¿Es muy mala la aplicación de la justicia? O ¿Es muy malo el abogado acusador?


http://www.adnsureste.info/es/index.php?news=5996

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